EPÍLOGO

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Después de la muerte el alma se separa del cuerpo y emprende un nuevo camino, buscando así el descanso eterno.
Pero ¿si en realidad solo duerme esperando el momento adecuado para despertar y continuar con una vida que antes le fue ajena?

—Solo eres una bella que ahora duerme, cualquier caminante al verte únicamente observará tus ojos cerrados esperando se abierto de nuevo y así disfrutar del cielo otra vez. Quien te mire sabrá que hay una lucha interna por la cual esperas ganar y así volver con los tuyos; solamente quien te mire de verdad podrá ver a través de tus ojos cerrados la voluntad de seguir viviendo y volver a ser tu misma.

—Mara, el deshielo pronto llegará, pero ¿será el momento adecuado para ella?

La mujer de cabellos blancos la observo, tomó un mechón de su cabello y lo llevó detrás de su oreja, era sólo una niña entrando a su juventud y  sabía que aún le faltaba muchas cosas por aprender.

—El momento adecuado será cumplido cuando podamos sentirnos preparados para ello. No podemos pedir algo sin saber reaccionar a éste, el tiempo perfecto llegará a nuestras manos sin pensar y creerlo, no hay que desesperarse por ello.

Sus miradas se dirigieron a un gran bloque de hielo, en ella se podía apreciar la transparencia y lo que albergaba en su interior.

—Ahora es solo una tumba fría ¿y mañana? -preguntó la mas joven un poco compungida.

—Mañana será que lo deba y quiera ser -cuando Mara habló toco con su mano la superficie congelada- por ahora debemos esperar ya que el tiempo es corto y su llegada se aproxima.

Cada día y cada noche se podían escuchar en medios de susurros cortas oraciones que provenían de la tumba de hielo donde su guardiana sólo esperaba el momento en que la bella durmiente saliera de aquel sueño en el cual se encontraba para así emprender el camino que había dejado incompleto, que había dejado atrás.

Antes de su salida para la próxima reunión en la Montaña Blanca, Mara observó el sitio, como lo hacía cada vez que la visitaba, solo en esa área las pequeñas flores silvestres florecían en medio de la blanca nieve, solo allí se podían ver algunos colores ya que el gran reino de Rellintogn se encontraba sumido el una nieve perpetua que superaba los veinte años.

La joven que la acompañaba decidió salir y adelantarse hacia las tierras custodiadas por el gran Rodak, Mara la observó hasta que su imagen desapareció, respiro y antes le irse logró ver como las pequeñas Andaas, la hadas de la nieve rodeaba cada parte del lugar provocando un leve brillo.

—Solo esperamos verte de nuevo, aunque tu llegada sea un regreso lleno de sangre y desesperación encontraremos la luz que se nos ha ocultado, aquella esperanza que se encuentra en tus manos; ahora querida Dael, solo duerme.



Este es el final, gracias por la oportunidad que le dieron a esta historia ♥

La Muerte de la Guerrera Blanca [Sin editar]Where stories live. Discover now