Capítulo 8

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¿Qué carajos? —la expresión sobresaltada de Kiba no se hizo esperar ante la escena que acababan de presenciar.

Las quijadas de todos los presentes habían caído estrepitosamente al suelo a la vez que sus ojos saltaron de sus cuencas al observar cómo Naruto había besado a Sasuke Uchiha sin miramientos y aparentemente de la nada. Eso, sumado al hecho de que, aunque el pelinegro lo hubiera apartado a los pocos segundos, se había dejado besar.

Para ponerle la guinda al pastel, el rubio le había soltado un "te amo" con el tono más embobado que jamás hubieran escuchado, y la sonrisa boba en su rostro junto al brillo de sus ojos le terminaban de dar la apariencia de idiota enamorado de caricatura. Si solo le faltaba que hubiera corazoncitos revoloteando a su alrededor.

Claro, no podían saber que su inesperada acción era en realidad su reacción ante las palabras de su chico.

— ¿Cómo pasamos de hablar de suicidio a esto? —masculló Neji por lo bajo, a lo que Tenten le dio un codazo disimulado, causando una risilla por parte de Hinata.

—Definitivamente si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, no lo creería. —repitió el Aburame.

Sasuke maldijo internamente al rubio por ser tan impulsivo y no pensar en el lugar y el momento de hacer las cosas, pero este no dejaba de observarlo como si fuera lo único que existiera en el mundo y no pudo más que suspirar con resignación, sabiendo que su pareja no tenía remedio.

—Quita esa cara de idiota y déjate de bobadas, que estamos en la escuela.

Con esas palabras, el encanto que parecía haberse apoderado de Naruto se rompió y este arrugó el rostro en un puchero. Su compañero dejó de prestarle atención y continuó con su almuerzo sin decir ni una palabra ni dirigirle la mirada a ninguno de los presentes en la mesa.

Los demás se limitaron a imitarle en silencio, sintiéndose ridículamente incómodos con su presencia. Claramente Uchiha no había llegado ahí por voluntad propia y no estaba interesado en socializar con ninguno de ellos. Al fin y al cabo, a la única persona que le había hablado era a Naruto.

En cuanto hubo terminado, el pelinegro guardó la caja vacía de su almuerzo y se puso de pie, dispuesto a retirarse.

—Al menos espérame. —le reclamó el rubio al verle tan dispuesto a marcharse sin decir nada más.

Sus ojos negros chocaron con los azules de Naruto, quien lo observaba con el ceño fruncido.

Resopló sin elegancia como respuesta, lo que llamó la atención de los demás en la mesa. Naruto se giró hacia los demás con una mirada de disculpa.

—No le hagan caso. —les dijo. —Seguro lo botaron de chiquito y por eso no pudo desarrollar ninguna habilidad para socializar.

Kiba se apresuró a taparse la boca antes de soltar una carcajada que lo llevara a estar en la lista negra de Uchiha el resto de la vida, mientras que los demás le observaron pasmados como el pelinegro solo apretaba los labios fastidiado, pero sin responder a la provocación.

— ¡No le hables así a Sasuke-kun! —sin haberlo previsto, Haruno justo estaba pasando por ahí cuando escuchó al nuevo hablar mal sobre Sasuke, lo que la hizo enfadar. Especialmente después de toda esa cháchara sobre que el Uchiha era suyo y viceversa. — ¿Quién te crees que eres?

—Qué problemático...—se escuchó un susurro que fue olímpicamente ignorado.

—Oh, a Sasuke no le importa. —le contestó a Sakura, sonriendo. — ¿Ne, Sasuke?

— ¡Deja de hablarle con tanta confianza!

—Sakura. —la pelirrosa se detuvo en seco al escuchar su nombre salir de los labios de Sasuke. —Piérdete.

Almas ancestrales: Sol y LunaWhere stories live. Discover now