Capítulo 5

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Salieron de la escuela juntos, Naruto abrazando a Sasuke del brazo durante todo el trayecto con una sonrisa en el rostro, sin despegar sus ojos de él, atrayendo las miradas sorprendidas de los estudiantes que aún merodeaban el lugar luego de terminadas las clases.

Ninguno de los dos les puso mente y siguieron caminando uno al lado del otro.

—Y... ¿A dónde vamos? —preguntó el rubio con ojos curiosos luego de que llevaran un rato caminando, al tiempo que deslizaba hacia abajo la mano que tenía alrededor del brazo de Sasuke hasta entrelazar sus dedos con los del pelinegro.

—No sé tú, pero yo voy a casa. —respondió, dando un apretón a la mano del rubio.

— ¡Bien! —sonrió. — ¿Vives con tu familia?

El azabache giró el rostro levemente para verle antes de contestar.

—Con mi hermano, pero está en un viaje de trabajo y no volverá en un par de días.

—Oh, ¿entonces tendremos la casa para nosotros solos? —preguntó con una sonrisa sugerente.

Sasuke le vio alzando una ceja.

— ¿Y a ti quién te invitó?

Naruto le sacó la lengua y el pelinegro le dirigió una sonrisa burlona. Sí, puede que se haya invitado él solo, pero no es como si no supiera que Sasuke ya daba por sentado que iría con él hasta su casa.

— ¡Hey! —el rubio se detuvo al ver una tienda. —Espérame un segundo, Sasuke-teme, entraré a comprar algo rápido.

Antes de que el aludido pudiera contestar, el Namikaze ya había entrado a la tienda, saliendo un par de minutos después mientras metía la bolsa con lo que había comprado en su mochila.

Sasuke le observó con las manos en la cintura, esperando una explicación, pero Naruto solo sonrió misteriosamente antes de volver a tomarle de la mano para seguir su camino.

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— ¡Guau! —exclamó asombrado al echar el primer vistazo al apartamento del Uchiha. — ¡Todo está tan ordenado y limpio!

Sasuke roló los ojos, sus labios curvados en una sonrisa casi imperceptible.

—No soy tú. —se burló.

Naruto hizo un puchero ante sus palabras en lo que dejaba sus zapatos y su mochila junto a la entrada. Siguió al pelinegro hasta la que, supuso, era su habitación, y le observó dejar su mochila sobre un escritorio donde imaginó que pasaba horas estudiando. Estaba seguro que Sasuke era de esos que se obsesionaban con sus calificaciones y pasaba cada momento que podía con la nariz metida en los libros, completamente lo opuesto a él.

Se acercó con una sonrisa a Sasuke y deslizó sus brazos por su cintura, apoyando el mentón en su hombro. Este giró el rostro levemente y lo apoyó en la cabeza del rubio mientras sacaba el contenido de su mochila.

—Deberías quitarte eso.

— ¿Eh? —el rubio alzó el rostro y parpadeó con confusión.

—La ropa, dobe. —aclaró. —Conociéndote, no te irás hoy y necesitarás un uniforme limpio para mañana. Dámelo para echarlo a lavar.

—Mm... De acuerdo. —depositó un beso en su cuello y sonrió feliz al tener pase libre para pasar la noche con su novio .

En lo que se quitaba la ropa, Sasuke sacó de su armario una camiseta, un pantalón y un bóxer, todo de color negro. Naruto se quedó viendo lo que le ofrecían con los ojos en blanco.

Almas ancestrales: Sol y LunaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon