21

586 62 16
                                    

Pablito


Mis ojos pesaban, estaba en mi habitación, intenté pararme y un dolor se hizo presente, ahora recordaba todo... Mi hermano entre mis brazos...

-¡Pablo!-.

Corrí hacia el, una bala había dado en su pecho, me escabulli como pude de la lluvia de balas, arrastre su cuerpo hasta la parte trasera de un coche.

-Mierda estás sangrando, debemos ir corriendo a curarte-.

-E-Emilio... esto no tiene solución...-.

-No, no digas eso. Y-Yo; sólo déjame pensar resiste-. Todo estaba perdido,lo sabía pero no quería admitirlo.

-Lo vez sigues siendo un odioso... escuchame...-.

-No hagas esto ahora... te salvare-. Lloré de impotencia, no podía hacer nada para salvarlo.

-Callate y e-escucha... cuida de mis hijos... ellos te necesitan-.

-L-Lo haré hermano, lo prometo-. Sostuve sus mano.

-Sólo espero...que logres ser feliz. Te quiero... hermano-.

Sus palabras no dejaban de resonar en mi cabeza, no podía dejar de pensar en su cuerpo flojo y sin aroma, mi corazón estaba lastimado y mi alma, necesitaba a mi hermano, necesitaba a él chiquillo travieso que me obligaba a jugar hasta ensuciarnos de lodo, escuchar su risa y sus insultos hacía mi.

-Emilio, ¿puedo pasar?-. Era la voz de Segismundo, crei que se marcharia pero permaneció aquí, al no escuchar respuesta de mi parte entró y reaccione intentando cubrirme.

-No te molestes te he visto, supongo que estabas tan mareado y ahora no recuerdas bien-. Era cierto, ahora recordaba que me mostré completamente a el.

Traía consigo una charola con comida, acercó a mi con un vaso de agua.

-Toma, es para el dolor-. Me entregó una pastilla, ayudándome a tomarla.

-Gracias-.

-Ahora come, si no lo haces me enfadare contigo-. Su actitud me sorprendió, me cuidaba y hablaba conmigo muy... normal.

-Segismundo-. Llamé antes de que se retirará.

-¿Si?-.

-Y-Yo creí que...-.

-¿Me iría? No lo haré debo cuidarte así como tu lo hiciste conmigo-.

-¿Qué harás cuando me reponga?-.

-Quedarme aquí-.

-En serio, ¿quieres estar conmgio?-.

Suspiró y se acercó a mi, se sentó a un lado mío y me sonrío. Me había sonrrojado de tan sólo mirar esa belleza, mis sentidos se volvieron locos al oler el dulce chocolate que desprendía, mi corazón se sentía en paz, el dolor disminuía y una calidez en mi pecho se formó.

-Creí que serías feo, que equivocado estaba-. Comenzo a reír, jamás habia escuchado su risa y me encantaba-. Vaya te sonrojarse, que lindo te vez-.

-Tu risa es hermosa-. Ahora el sonrojado era el.

-Que dices, si mi risa parece a la de una cabra-.

-No sabía que las cabras reían-. Ambos reímos, me sentia tan bien. Así que de esto hablaba Pablo cuando a sentimientos en pareja se refería.

-Emilio yo... lamentó lo que pasó-.

-Tranquilo gracias por estar conmigo en estos momentos pero... ¿porque cambiaste de opinión?-.

-Porque... te amo-.

Esas palabras que tanto había esperado, al fin eran pronunciadas por sus labios, me emocionaba, adoraba que lo dijiera. Tomé su mano y el me miró, no era esa mirada de terror que solía usar cuando me veía o la desprecio que usaba más, sabía que estaba siendo honesto.

-Se que no es momento para decirtelo, pero ayer casi te perdía de verdad y me di cuenta que quiero estar contigo. No creía en las palabras de que eras un hombre bueno, pero ahora me queda claro que eres un ser sensible que necesitaba un empujón para cambiar-.

-Gracias por quedarte conmigo. Me siento basura cada vez que recuerdo el daño que te hice, pero si decidiste estar conmigo ten por seguro que te voy a proteger con mi vida si es necesario. Segismundo quiero que me veas como tu Alfa-.

-Y yo tu Omega-. Se inclinó hacia mi, nuestros labios de unieron, desde ahora sabía que no estaria sólo, mi hermano estaría orgulloso de mi. Nos separamos y juntamos nuestras frentes.

-¿Te parece empezar de 0?-.

-Claro-. Me ayudó a sentarme por completo, apoyando mi espalda en la cabecera.

-Soy Emilio Escobilla, mis padres murieron cuando tenía 15 años, Pablo se quedó a mi cargo con 13 años, desde entonces tomé poder del negocio de mi padre. Y ahora que te he conocido estoy dispuesto a renunciar a esto-.

-Mi nombre es Segismundo García, soy huérfano desde los 8 años yo y mi primo Rogelio vivimos trabajando en los campos de Galicia con cabras, al ser mayores de edad llegamos a Los Santos, estuve ahí durante tres años y ahí conocí a mis amigos. Rogelio hizo vida con un Alfa y no lo he visto desde entonces-.

-Vaya, eres muy joven. No te preocupes que cuando quieras podemos buscarlo-.

La tarde se fue en aquello. Conocernos mejor, pequeñas palabras de amor y reímos de nuestras anécdotas. Pablo murió eso aún seguía presente en mi mente, disfrutar un momento así me relajaba pues se que tendre que ver a mi hermano en un ataud en unas horas, tengo a mi Omega al fin pero mi hermano, sigue faltando para completar mi vida. Seguí con el durante unos minutos más, pues la hora llegó.

Coloqué mi ropa, un traje negro formal y pulcro. Baje hacía el lugar donde mi hermano reposaba, mis sobrinos miraban todo extrañados, aun no comprendían todo, quisiera tener su mentalidad, ser un niño despreocupado que no comprende el dolor que estoy sintiendo. Segismundo estuvo a mi lado en todo momento. Abrace a Rosita, llevaba un reboso negro sobre su cabeza y lloraba constantemente.

Las personas a nuestro al rededor estaban sorprendidas preguntaban por "mi Omega" unos lo miraban con deseo pues es de presumir que Segismundo es atractivo, pobre el que se acercará a el.

Llegó la hora de ir al cementerio, su caja bajaba poco a poco, mantuve mi vista en ella. Pablito mi hermano, que triste es verte aquí.

"Hermano, espero que estes orgulloso de mi al fin encontré a mi Omega, tendré la vida que siempre quisiste para mi. Gracias por ser mi consejero mi paño de lágrimas, mi mejor amigo te deseo suerte en donde quiera que ahora estés, que mis rezos no sean en vano y logres ir con Dios, juro proteger a tus pequeños y convertirlos en personas de bien. Abandonare el negocio de papá y tendré una vida normal como la que siempre deseamos... te voy a extrañar"
































































Remin

Tuyo (Segilio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora