1

923 63 19
                                    

Omegas


Caminaba hacia el Vanilla con los chicos, estaba nervioso esto era una terrible idea pues estabamos adentrandonos a un mundo desconocido y repugnante. Estábamos a punto de prostituirnos, se que acordamos que sólo seria por esta vez, para juntar pasta e irnos lejos a un mejor lugar para poder trabajar decentemente, pero los nervios me invadía lenta y torturosamente jamás había estado con otro Alfa no era necesario ocupar de aquello.

-Sigo insistiendo que esto es una pesima idea-. Hablé haciendo que mis dos amigos voletaran a verme.

-Segismundo tiene razón, regresemos a los basureros o a trabajar recogiendo agua, esta idea tuya es una mierda Horacio-.

-No, me niego a volver ahí, acaso ¿ya olvidaron como intentaron hacernos daño esos alfas?-.

Aún que odiaba admitirlo el tenía razón, todas las jornadas eran lo mismo. Hacíamos nuestro trabajo y los asquerosos alfas intentaban tomarnos inpregnando sus agrios aromas en nosotros, por suerte éramos tres omegas distintos y entre nosotros nos liabamos a hostias con esos gilipollas.

-Joder no puedo creer que daremos el culo por dinero-.

-Me siento igual, es mi primera vez y... me pone nervioso-. Hablé con mi típica voz que suelo usar cuando el miedo y ansiedad aparecen.

-Yo ya he estado con alguien no les mentire pero hacerlo por dinero es denigrante y a Horacio parace gustarle la idea-.

-No te mentire que me da curiosidad esto pero...-. Justo en la entrada del lugar un hombre nos llamó, nos miramos tratando de pensar que hacer. El hombre nos dijo que el se encargaba de buscar omegas para sus amigos y ...nada era nuestro momento.

-Pasad en unos minutos estarán aquí-. Nos indicó un cuarto con luces neón y sólo había un enorme escritorio allí, varios hombres entraron indicándose cosas, ahora que lo pensaba ¿y si nadie quiere estar conmigo? Soy de complexión muy delgada y no soy lindo, sólo falta mirar a Gustabo el es realmente bonito, su cabello rubio es brillante y sedoso, sus ojos azules resaltan los rasgos finos de su rostro blanco y ruborizado. Horacio es guapísimo, su maquillaje lo hace resaltar al igual que su bella cresta colorida y yo soy simplemente yo.

-Bien están por llegar. Solo les pido que se mantengan callados y no pregunten nada hasta que estén con sus respectivos amos-.

-Bien-. Contestamos al unísono. ¿Amo? A que se refería, supongo que esto es así.

¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤

Al fin habíamos llegado al Vanilla, el idiota de Volkov tardaba demasiado y tengo que regresar cuanto antes a México. El mundo de la droga no es fácil y aún siendo el jefe, mi magnífico negocio crece y con los años hemos convertido nuestro Cartel en una verdadera mina de riquezas. El ruso llegó y de acercó a nosotros con su cara larga y sería, vaya que le hacía falta estar con un Omega.

-Al fin llegas-. Hablo Conway, un socio y amigo que conocí hace años, nuestros negocios han ido creciendo velozmente. El es el que mueve las armas y droga por todo Estados Unidos y sobre todo aquí en Los Santos.

-Buenas noches tuve un pequeño percance. Pero entremos ahora, tengo que regresar a casa-. El ruso, era un amigo más y socio también, este hombre era un genio movía en todo Rusia distintas drogas, era excelente su armamento y a cambio nosotros lo ayudabamos con meta, cocaína o marihuana mi principal producto.

-Bien vamos, Nadando dijo que encontró exactamente tres, están adentro así que caminemos rápido-.

-No te desesperes Conway, no iran a ningún lado-. Cubrimos nuestros rostros, no podíamos hacernos notar, los omegas después de su trabajo con nosotros son puestos en libertad y amenaza pues una palabra sobre nuestros asuntos y eso los llevaban a una muerte segura. Afortunadamente sólo ha pasado tres veces.

-Buenas noches chicos. Hemos puesto el ojo en estos tres chicos, sus aromas son extremadamente dulces y deleitantes-. Caminamos hasta el mismo cuarto de reuniones de siempre, pude observar a los mencionados por Nadando, hacia bien su trabajo en encontrarlos. Mis colegas y yo nos colocamos frente a ellos, podía notar el nerviosismo en sus rostros, eran lindos y no podía negar que solo uno despertó mi curiosidad y un gruñido por parte de mi lobo interior. El primero en acercarse fue Conway.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Unos hombres cubiertos del rostro entraron, me asuste en cuanto sentí su mirada sobre nosotros, quería correr en ese mismo instante mi cuerpo temblaba, sentía mis manos sudar con desesperación pude sentir nuestros aromas volviéndose agrios y pesados, esos hombres lo notaron por lo que uno de ellos se acerco, este lo cubría un pasamontañas negro y llevaba un traje perfectamente pulcro y sin arrugas, quedó frente a Horacio y comenzó a aspirar como si de un sabueso se tratase, se alejó de el pasando a mi, pude sentir su respiración en mi cuello y su aroma a vino que desprendía, me miro y por un momento creí que el me elegiría pero luego miro a Gustabo y repitió las mismas acciones con el.

-Esté-. Habló, su voz me hizo temblar era ronca y grave. Gustabo lo miró con aquella mirada desafiante que el solía usar, le hizo una seña con la mano indicándole que lo siguiera.

-Chicos, suerte y Horacio por favor cuidate-. Fue lo ultimo que dijo antes de verlo pasar por la puerta negra y grande que había ahí.

Fue turno de otro hombre, este vestía un poco menos casual, solo llevaba la parte de la nariz y la boca cubierta, este no paso por mi pues solo se detuvo a obversar a Horacio a detalle y aspirando su olor por encima de su nuca.

-Vamos, sigueme-. Horacio se despidió de mi, su rostro era de preocupación y me dio pena por el, pues no estaba acostumbrado a estar lejos de su hermano. Finalmente quedaba yo y ese hombre de mascara de diablo. Era aterradora.

-Es una suerte que hayas quedado sólo para mi-. Habló, un escalofrío recorrió mi cuerpo, su aroma era embriagante, un tequila amargo y fuerte.-Es hora de irnos. Nadando nos estaremos viendo-.

Lo seguí y fuimos escoltados por más hombres, hasta llegar al estacionamiento, donde unas enormes camionetas negras se encontraban. Pude observar a mis amigos irse con ellos, perdiéndose en la densa noche, suspire seria sólo por esta vez, mañana estaremos viajando a un nuevo lugar.


































Remin

Tuyo (Segilio) FINALIZADA Where stories live. Discover now