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No me dejes...


Desperte poco a poco, la luz del sol entraba por la ventana. Comencé recordar toda mi escena de anoche, había confesado mis sentimientos son querer, que más daba el sentía lo mismo por mi así que al menos no fui bateado. Mi pecho me indicaba un mal presentimiento como si algo molestase a mi Omega, Emilio no se encontraba por la habitación supongo salio por asuntos de su "trabajo" le extrañaba... un poco solamente.

¿En verdad aceptaré estar con el? Al fin confesé mis sentimientos, el me corresponde y aún me siento asustado con el hecho de tener una vida con el. Es cierto que aún que este libre, no tendré nada que hacer, mis amigos siguen con sus alfas y yo no puedo hacer nada. Me levanté por fin, me comenzaba a dar hambre.

Me dirigí a la cocina y unos sollozos me llamaron la atención.

-¿Rosita?-. Estaba llorando sentada en una silla, me miró y no pudo evitar llorar más.

-Lo siento Segismundo, no he hecho su desayuno-.

-No, no es necesario. ¿Qué sucede?, ¿se encuntra bien?-.

-Es Emilio y Pablo, ayer fueron a algo muy peligroso... y no han regresado. Tengo miedo que algo les pase, son como mis hijos yo los crié y protegi-. Fui corriendo a abrazarla, ahora entendía el malestar, Emilio estaba en peligro y podía morir, mis ojos fueron agua tenía miedo igual que ella. ¿y si no regresaba? Debe regresar le he confesado lo que siento, ¡tiene volver!

-Y-Yo quiero a Emilio y si algo le pasa yo... no se que haré-. Mis palabras sorprendieron a Rosita.

-El te ama y si es así regresará... eso espero porque salieron en la noche y no han vuelto desde entonces-.

Esperamos impacientes, la mañana se fue rápido mis nervios estaban que estallaba los hijos de Pablo comenzaron a preguntar por el y fue algo que nos hizo pedazos, los hombres de Emilio cuidaban la casa, hablaban por sus radios y siempre estaban atentos. Esta situación a la que se enfrentaban realmente era peligroso.

-¿Aún no hay noticias?-. Pregunté a Rosita.

-No...-. Todo era tan silencioso, los pajaritos cantaban y el viento movía las flores del jardín, desde el balcón e la habitación observaba todo, la casa era enorme... al igual que el vacío que siento en mi pecho.

-Segismundo, ¿sabes algo de mi papá?-. Era la tercera vez que la pequeña me lo preguntaba.

-No, pero no debe tardar tranquila, ve con tu hermano seguro que querrá jugar-. Le dediqué una sonrisa y ella asintió.

Las horas pasaban, no había noticias. Hazta que el ruido de un auto o mas bien autos nos alertó. Baje corriendo a la parte trasera de la casa, eran varios hombres de Emilio todos tenían caras largas y aromas agrios, Rosita llegó al lado mío esperando que alguien nos dijiera que había pasado.

-¿Dónde están?-. Preguntó Rosita.

-...-. El hombre agachó la mirada y abrió la puerta trasera del auto. Había... una manta blanca cubierta de sangre.

-¡No! El es...-.

-Es Pablo... Emilio a corrido adentro antes de que ustedes llegarán, esta herido y... alguien debe hablar con el-.

Mi corazón se rompió al escuchar eso, no se Emilio pero si su hermano y ¡estaba herido! Corrí saliendo de allí, escuchaba los llantos de Rosita y maldiciendo a los cielos. Lágrimas recorrían mis mejillas.

-¡Emilio!-. Buscaba por toda la casa, no había rastro. Hasta llegar a su habitación.

Entre y noté un ratro de gotas de sangre por el suelo, las seguí llegando al baño, estaba sentado en el suelo, sin máscara, ni pasamontañas sólo veía su espalda y una cabellera sujeta a una coleta.

-Emilio... voy a entrar-. Respetaria su decisión si no quiere mostrar su rostro.

-Entra...-. Sus palabras eran algo que no podia explicar, pero algo más me alteraba, ¡veré si rostro! No quería presionarlo pero no había vuelta atrás.

-Y-Yo no quiero que te sientas presionado si no quieres mostrarme tu rostro lo entenderé-.

-Sólo entra.-. Inhale aire y me adentre, pase despacio y mi mirada estaba fija en el.

Me agache hasta quedar a su altura y entonces... pude observar parte de su rostro ya que mechones de cabellos castaños lo cubrían , tome sus mejillas entre mis manos, alce su cara y me di cuenta que no sólo era guapísimo sino... que efectivamente estaba destrozado, sus ojos estaban húmedos y pequeños rasguños adornaban su hermosa carita.

-Lo siento mucho-. Lo abrace, sentí mojado y al separame note que estaba herido en el hombro derecho.-Déjame curarte-.

Busque por todos lados un botiquín encontrandolo y me dispuse a curarlo, limpiando su herida y vendandola, necesitaba atención ya que esto sólo detendría el sangrado por unos instantes. Seguia tan silencioso, jamás pensé que vería su rostro en un momento así.

-Tenemos que ir a ver un doctor, tu herida es grave-.

-...-.

-¿Emilio?-.

-Prepara las cosas que necesites, te llevaré a donde me pidas... dime cuanto dinero necesitas, salimos en la noche-.

-¿Qué?-. Ahora me pedía irme, justo cuando quería quedarme.

-Gracias por todo. Y perdón por todo el daño que te hice-.

-Emilio, y-yo no quiero irme, no te dejaré sólo en un momento asi-.

-Créeme... No quieres estar conmigo-.

-Si, ¡si quiero!-.

-No... No me tengas lástima, saldré de esto-. Mi corazón se estrujo, mi Omega lloraba y yo... derrame lágrimas, ahora me daba cuenta que nunca quise irme, jamás quise separame de el y ahora me sentía perdido al escuchar aquello.

-No es lástima, no quiero irme porque te quiero y tu eres mi Alfa-.

-Hace unos días no lo era para ti-.

-Pero sabes que si. Se que te sientes mal por lo que ha pasado, pero no te dejaré sólo-.

El baño se llenó de un silencio profundo y lastimoso, me miró y comenzó a llorar.

-No pude salvar a mi hermano, no quiero perderte a ti tampoco, pero debo dejarte ir por que se que conmigo no serás feliz... vete y busca tu verdadera felicidad-. Intentó levantarse pero el dolor lo obligó volver a caer.

-¡Emilio!-. Lo ayude a pararse. Lo lleve hasta su cama.-No me iré, no quiero volver a estar sólo, no me dejes...-.

Perdió la conciencia y yo, sólo corrí por ayuda. No quiero irme no quiero dejarlo sólo, lo quiero y me duele verlo sufrir. No puedo perder al único ser en la tierra que me ha cuidado apesar de todo, no ahora que se quien es el verdadero Emilio Escobilla.









































































Remin

Tuyo (Segilio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora