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Les ha pasado que cuando están pasando por una situación complicada, y los presionan más y más que explotan de la peor manera, al punto de soltar todo sin filtro y sin pensar en las consecuencias. Y luego de ello te pones arrepientes al punto de que te gustaría nunca haber dicho nada e incluso te gustaría regresar el tiempo? Pues bien, todo de una u otra manera pasamos por esa (s) situación (es), porque está en nuestra naturaleza errar y luego arrepentirnos.

...Aioria y tú... — los ojos azules del castaño se llenaron de un sentimiento que Shura no pudo leer, aunque lo más probables es que lo viera con asco, enojo y decepción. Y que más esperaría? Había asesinado a su alfa destinado y luego se acostó con el hermano menor de su alfa destinado, e incluso había intentado más de una vez vincularse con el alfa menor. Era un asco de persona — fuiste a hablar con él, por eso traías ese olor a alfa... — la voz calma del castaño lo sacaron de su tortura mental — tú y él...creí que se odiaban — una risa seca —

Sí — no le había preguntado pero sintió que era necesario confirmar las palabras — la primera vez no fue planeado, luego tuvimos una relación, tiempo después peleamos y nunca retomamos lo que tuvimos aunque hayamos solucionado nuestra diferencias — explico por qué su omega interno le pedía a gritos explicarle a su alfa que el otro alfa no significaba nada —

Por Atenea... — se pasó las manos por su cabello en un gesto de desesperación — Aioria... — murmuro pensando en lo dolido que se sentiría su hermano cuando se entere de su vinculación — se aman? Porque no se vincularon o continuaron su relación? — sus ojos azules buscaron respuesta en el menor que solo sintió su cuerpo estremecer ante la mirada azul —

... — se mordió el labio inferior, guardándose las ganas de decirle que lo intentaron no una o dos, sino muchas veces pero su cuerpo nunca acepto la mordida del león y que no continuaron su relación porque cuando él (Aioros) volvió a la vida, junto a los demás, su estúpido omega interno no quiso aceptar otro alfa más que su destinado —... tenía un destinado — respondió desviando la mirada, esperando que el mayor entendiera —

...— el silencio invadió el lugar. Atenea lo debía odiar sin lugar a dudas —

***M***

Estuve pensando en lo que Kanon me sugirió y... — Afrodita miro con curiosidad a su mejor amigo esperando que continuara — desde cuando tienes eso? — Inclino la cabeza en un gesto confuso el de cáncer mientras señala el objeto de su confusión—

Oh eso es una alfombra y es un regalo de Shaka — sonrió el peli celeste —

De Shaka? — arrugo el ceño. Desde cuando el rubio regalaba algo a alguien? Y a Afrodita? Eso debía ser una broma — creí que no te gustaban las cosas que no combinaban con los decoración de tu templo — agrego al ver lo tan disonante que era esa cosa con los accesorios de piscis —

Sí y no, no me gustan las cosas feas, esto sin embargo — señalo la bonita alfombra — es algo especial — sonrió al recordar el significado que tenía dicho objeto —

Ah...— se limitó a aceptar lo dicho por el menor — como sea, te decía que voy a necesitar ayuda e ir un tiempo a Asgard, vez que una casa hogar no se establece de hoy y mañana, así que venía a ver si te animas acompañarme —

Enserio? Dijiste que no querías ayuda, la última vez que pregunte — arqueo una ceja en señal de confusión —

Sí, sí pero las cosas cambian, quieres o no? — chasqueo la lengua con fastidio y cruzándose de brazos desvió la mirada fingiendo desinterés —

Claro, solo tendría que hablar con Atenea, con Mu y...— sus ojos se abrieron y se puso de pie rápidamente para luego caminar hacia la salida de su templo muy dispuesto a comenzar a descender —

A dónde vas? — cuestión el cáncer. Ahora que le pasaba a su amigo —

Con Shaka — respondió sin detener su paso —

Y que tiene que ver él? — con cierta molestia pregunto al templo vació. Desde cuando Afrodita era tan amigo del teñido? Y porque diablo le importaba tanto a el? —

***M***

Entonces... — Camus rodo los ojos, estaba a un paso de mandar a su templo a patas a Milo —

Déjame tomar al menos mi te — pidió con fingida calma que bien el bicho vio —

Ok — sonrió como un niño pequeño — te vez más pálido de lo normal —

Será porque no sea quedado nada mi estómago desde hace dos día — respondió con obviedad sacando una sonrisa del escorpio — me siento del asco — gruño llevándose una mano a su frente — siento estoy muriendo lenta y tortuosamente — se quejó dejándose caer sobre el sofá más cercano, arrepintiéndose al sentir un mareo —

Es normal, estas esperando un bebé — Milo negó suavemente al ver la mueca que Camus ponía cada que se mareaba —

Ven — ordeno el francés sacando al peli azul de su contemplación —

Que...? — con cierta duda se acercó al francés, y es que con Camus uno nunca sabía si estaba feliz, molesto o triste. El muy condenado siempre mantenía la misma expresión, así que no pueden culpar a Milo si siente algo de miedo — tu...— sintió sus mejillas arder al sentir a Camus abrazarlo y hundir su rostro en su cuello —

Tu aroma ayuda a calmar mi malestar — explico en suave ronroneo. Su omega interno estaba feliz de estar tan cerca de su alfa. El padre de su cachorro —

Entiendo... — acepto con una felicidad creciente para luego liberar más su aroma en un intento de complacer y ayudar a su omega, que por su feliz ronroneo estaba teniendo resultado — descansa —murmuro al sentir la suave respiración sobre su cuello, y sintió culpa por la situación de Camus pues este no había podido dormir bien y tampoco alimentarse adecuadamente, lo cual le preocupaba. Tal vez era momento de consultar con algún experto, pero lo debía hablar primero con su cubo —

***M***

Tendremos que hablar con Atenea y Aioria — Shura sintió su alma volver cuando al fin el griego hablo — estamos vinculados, somos destinados y...yo quiero estar contigo...— declaro para sorpresa del español — aún hay cosas que no entiendo, y puede que sea mi instinto lo que se aferra a ti, pero sé qué siempre te tuve un cariño especial... me hare responsable de mis actos —

... —su visión se empaño, y no supo quién se sentía herido si su instinto, su corazón o su dignidad. Aioros le había dicho que era su responsabilidad y que su instinto lo reconocía como su omega, pero lo no que lo amaba —

Mi Corazón y Mi instintoWhere stories live. Discover now