CAPITULO 28

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Música de fondo a todo volumen...

He estado en un espacio que no me pertenece, ni el lugar, ni la hora, ni el día, ni la noche, ni las flores, ni el viento, ni el sol, ni su mirada, ni su atención... entonces, ¿Quién soy?.

Me perdí contando las veces que quería algo y por miedo no lo cumplí, me perdí en este lago que crearon mis llantos, mis ojos se ennudecieron, han muerto, no hay mucho que pueda rescatar de ahí, porque ahora no sé a qué dirección voy, ni a la que iré, ni a la que pertenezco.

Intenté viajar a lugares perfectos, ver la belleza de todo lo exterior, ver si encontraría algo para mí, algo que sea de mí, que me pertenezca, que me merezca, fue tan inútil como buscar una aguja en un pajar, pues no encontré más nada que soledad, esa que nos deja en vueltos en la nada, en el vacío contemplado, en el vacío roto, por eso no creo ser de este lugar.

Hay tanta vida allí, pero todas y cada una de ellas tampoco son de aquí, todas las que he conocido están perdidas, sus almas son liebres libres tratando de encontrar algo que también les pertenezca, algo en lo que realmente pueden ser ellos mismos, no sé si en algún momento sus almas llegarán a tener eso.

¿Quién soy? ¿Por qué no me conozco?...

Quisiera encontrar la respuesta a la pregunta que la vida me hizo crear, pero no entiendo el arte de la vida porque de la nada me hizo pensar, imaginar y si tan sólo supiera lo que es crear, no voy a pretender que lo sé, porque no sé nada más que estar perdida en alta mar.




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