Una última oportunidad parte 1~•

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Después de un rato contemplando el entrenamiento de sus alumnos, se fue de ahí siguiendo con su recorrido por el santuario, respirando el aire fresco del día y apreciando cada paisaje del lugar.

Pasaron algunas horas y posterior a terminar su recorrido por el santuario, Marín regreso a su casa, estaba algo cansada, por lo que pensó en ir directamente a su cama, pero antes de caer en ella, decidió ir rápidamente por un bocadillo; se apresuró a su pequeña alacena y saco unas sobras de comida que había guardado de hace unos días, y por consiguiente se fue a su cama.

Tomo un cerillo y encendió su chimenea, después se quitó los zapatos, la máscara, el sosten y protecciones de metal y por último la banda que se había puesto para amarrarse el pelo; al terminar de hacer aquello, tomo un libro de su pequeña repisa y se lo puso a leer mientras se acomodaba en la cama, con una manta en las piernas y sus bocadillos a un lado, que los comía poco a poco.

El libro era interesante hasta tal punto que Marín no podía quitarle los ojos de encima para nada, aunque poco a poco le empezó a dar algo de frío, la chimenea encendida y la manta que tenía ya no era suficiente para mantener el calor, de modo que se levantó de la cama a prepararse un café.

Puso un poco de agua en una olla y la colocó en el fuego de la chimenea, espero un rato y después de que el agua estuvo lista, la puso en una taza, le agregó el café, el azúcar y lo mezclo con la cuchara; mientras lo hacía, seguía leyendo el libro atenta, pero de repente alguien tocó su puerta. Marín dió un quejido de disgusto, se levantó de la mesa con apatía, cerró su libro con fuerza y lo puso en la mesa, tomo su taza de café y empezó a beberla mientras caminaba, pues se iba a enfriar si la dejaba ahí; camino a la puerta imaginando que sería alguno de sus estudiantes o algún caballero o centurión con una pregunta o aclaración.

Abrió la puerta y antes de levantar la mirada le dio un sorbo a la taza

- Marín. . .

Ella se apresuró a levantar la mirada y al momento de eso, la taza se le resbaló de las manos y la tiró al suelo, haciendo un ruido seco al impactar con el suelo.

- A-a. . . a-aioria

Tartamudeo con torpeza para luego retroceder unos pasos sin quitarle la mirada de encima.

- Marín. . . .

Repitió Aioria entrando a la casa con una expresión cansada y preocupada.

- ¡A-aléjate!

Gritó retrocediendo sin cuidado, lo que causó que se le enredaran los pies y cayera al suelo.
Marín se alteró al estar en el suelo y siguió retrocediendo, ahora arrastrándose, tratando de alejarse lo más posible de aquella persona o cosa que se parecía a Aioria, no sabía que pensar sobre lo que estaba presenciando pero no tenía tiempo para pensar y en su confusión y nostalgia le surgió un miedo incontenible de querer alejarse lo más posible de el Aioria que tenía delante.

Aioria siguió dando pequeños pasos intentando acercarse a Marín y poder hablar con ella pero ella seguía alejándose, y eso le costaba acercarse más, pues estaba cansado de una forma extrema que ya no podría dar un paso más; avanzo un par de pulgadas, hasta que ya no pudo más, dió unos pasos pesados y de inmediato cayó.

Marín veía atentamente cada movimiento de Aioria, hasta que sorpresivamente el cayó al suelo a un par de metros frente a ella. Marín se quedó en el suelo observando atenta por si no surgían alguno otro movimiento, y al estar segura de ello, camino a gatas hacia el cuerpo inerte de Aioria, lo analizó con detenimiento, observando cada rasgo de su rostro, su cabello y su cuerpo.

"¿Qué está pasando? ¿Cómo es que está aquí si el . . . .murió?" Se preguntó al mismo tiempo de hacer su análisis. En efecto, el es Aioria, el Aioria que conocía, pero no tenía ni la menor idea de porque estaba vivo o porque estaba con ella.

*•.¸♡Escondiendo Nuestro Amor¸.•*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora