*•.¸♡Escondiendo Nuestro Amor¸.•*

¿Cómo dices "te amo"?

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Marín abrió los ojos de golpe y se sentó de inmediato en la cama. Tenía frío y sentía dolor en todo el cuerpo. El dolor se concentraba en la zona de sus brazos, las piernas, su pecho y espalda. Comenzó a mirar su estado físico en general. No tenía su armadura, pero estaba vendada en sus manos, piernas y casi todo su pecho y abdomen.
También se dió cuenta de que no tenía su máscara y contuvo el aire de los nervios.

Observo su entorno un poco alterada, pero pudo sentirse aliviada al ver que el lugar era conocido por ella. "Esta es la casa de Leo" pensó al terminar de darle una pasada con la mirada a todo el lugar.
Miro sus manos enredadas con vendas.
"Aioria"  sospesó mientras exhalaba el aire que había estado conteniendo.

Aunque deseaba saber si Aioria estaba cerca o incluso dentro de la casa de Leo, su cuerpo no le daba las fuerzas para levantarse de la cama así que se recostó y dejo pasar el tiempo hasta que hubiera alguna novedad. Paseó la vista por todo el lugar, tratando de entretenerse un poco; mientras miraba noto que era tarde, el color obscuro del cielo nocturno había invadido en gran parte el color naranja del atardecer.

Espero minutos, hasta que esos minutos se convirtieron en horas. Durante ese tiempo, a Marín no le pasó ni un segundo por la cabeza lo que estaba ocurriendo con Seiya, Shiryu, Shun, Ikki, hyoga y Athena
De tanta espera, el sueño acecho a Marín; cerros los ojos un momento y sin darse cuenta, se quedó dormida.

Paso un rato, hasta que Marín despertó de su siesta repentina. Abrió los ojos un poco, ya que su vista se estaba acostumbrando a la luz del lugar.
Vio a Aioria sentado en una silla al lado de la cama donde se encontraba ella. Estaba enrollando algunas de las vendas sueltas que quedaron sin utilizar para las heridas de Marín.

- ¿Aioria?
Pregunto Marín en un tono bajito.

- mmh? Marín, despertaste - dijo poniendo una sonrisa en su rostro mirándola con sorpresa - ¿Cómo estas?

Pregunto poniéndose de pie y caminado al otro extremo de la habitación.

- b-bien gracias - le contesto. Se sentía nerviosa al estar conciente que no llevaba su máscara y de nuevo estaba frente a el de esa manera, además que se ponía temblorosa al ver sus ojos y esa sonrisa que congela a cualquiera que lo viera, o al menos a ella le causaba esa reacción - ¿Qué ocurrió?

- ¿No lo recuerdas?

Le pregunto mirándola con sorpresa, pero a la vez con un tono de broma.

- perdón, pero no recuerdo nada

- bueno es lógico que no lo recuerdes después de haber quedado inconsciente en el campo de las rosas diabólicas de Afrodita

- ¿Rosas diabólicas?. . . ¡Ah, Seiya!

Los recuerdos llegaron de golpe a la mente de Marín, enseguida salió de un salto de la cama y camino un poco hacia la salida, pero de inmediato cayó al suelo.

A Aioria le tomo por sorpresa su reacción - ¡Marín! - El corrió a ayudarla y la cargo de nuevo hacia la cama - ¿Estás bien?- ella asíntio con la cabeza con la mirada fija a la salida - No te preocupes por nada, en realidad deberías estar feliz

Le menciono para calmarla mientras se volvía a sentar en la silla de antes.

- eh?

Al escuchar a Aioria, ella desvió la mirada hacia el; lo miro indicándole que siguiera hablando al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

- Seiya y los demás lo lograron, salvaron a Athena, y al final el caballero de géminis, saga fue el impostor del patriarca todo este tiempo - Aioria miro a Marín de forma directa, que en cuanto la vio esbozar una sonrisa burlona, no pudo disipar la sonrisa involuntaria que se creó en su rostro - bien, creo que te debo una disculpa