Continuando con la historia del niño que sobrevivió; Alexa Weasley se encuentra en su 5to año en Hogwarts junto a su mellizo, Ron Weasley. Por otro lado, el segundo hijo del que no debe ser nombrado vuelve a Inglaterra para reencontrarse con su padr...
Había llegado el mes de junio, pero para los alumnos de quinto año eso sólo significaba una cosa: los MHB estaban cerca.
Los profesores ya no les daban deberes y las clases estaban íntegramente dedicadas a repasar los temas que ellos creían que con mayor probabilidad aparecerían en los exámenes.
Su primer prueba, Teoría de Encantamientos, estaba programado para el lunes por la mañana. El domingo después de comer, los chicos se reunieron en la sala común para estudiar.
Harry accedió a tomarle la lección a Hermione, pero enseguida lo lamentó; su amiga estaba muy nerviosa y no paraba de quitarle el libro de las manos para comprobar si había contestado correctamente a la pregunta, y al final le dio un fuerte golpe en la nariz con el afilado borde del libro.
- ¿Por qué no estudias tú sola? - le propuso Harry con firmeza, y le devolvió el libro con los ojos llorosos.
Mientras tanto, Ron leía los apuntes de Encantamientos de aquel año y el anterior y se hacían preguntas con Alexa. Cuando uno respondía bien, se ganaba un dulce.
En la sala de Slytherin, Blaise Zabini estaba recostado boca arriba en el suelo con el libro en la frente, posiblemente durmiendo; Theo tenía una pila de hojas por todos lados y repasaba cada una mientras tomaba un jugo que, según él, reforzaba las neuronas. Crabbe y Goyle practicaban encantamientos de locomoción básicos, intentaban que sus plumas jugaran una carreras, pero tuvieron que irse pronto porque la pluma de Goyle voló hacia la chimenea y se quemó. Por otro lado, Draco y Mattheo estaban sentados en los sillones y competían por quien sabía más. Tom también se hallaba allí, pero estudiando en un rincón con una luz tenue que solo dejaba ver su silueta.
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Cuando terminó el desayuno, los alumnos de quinto y séptimo año se congregaron en el vestíbulo mientras los demás estudiantes subían a sus aulas. Habían retirado las cuatro mesas de las casas y colocaron en su lugar muchas mesas individuales, orientadas hacia la de los profesores y la directora.
- Ya pueden comenzar - dijo y dio vuelta un enorme reloj de arena.
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Dos horas después...
- Bueno, no estuvo del todo mal, ¿verdad? - comentó Alexa en el vestíbulo intentando sonar despreocupada.
