Capítulo 35 | Desgracia de media noche

En başından başla
                                    

Resopla en su interior «Si supiera que Collet es una de las que más me complace» Lo admite porque nunca niega el buen sexo, si alguien coge bien él halaga el hecho y lo admite, por lo que Collet no es la excepción a pesar de la inexperiencia que tiene y que le resta puntos en comparación con otras. 

—Casi no —le da el gusto deslizando su dedo índice por el revelador y planeado escote de Sayda.

—Lo sabía —habla superior— es una inútil para todo, hasta para follar. 

Entrecierra los ojos con el cinismo que ella posee, no debería gustarle pero ocurre, le gusta que ella no tenga vergüenza hablar de esa manera de su prima con el chico que es a quien la pobre ama. 

—Aún así hace el intento —se encoge de hombros llevando sus manos para ahuecar las grandes tetas. 

—Lo mismo me dijo un cercano —informa y la mera mención del maldito del ex de Collet le hace apretar la mandíbula entornando los ojos, aprieta las tetas de ella que jadea con la acción— ¿Sí sabes que a pesar de no saber follar aun así es una puta porque ha resultado cogiendo con mas de los que con solo verla se cree?

Pasa su lengua por sus dientes soltando con brusquedad a esa que ya le desagradó más, ¿A caso no puede cerrar la boca y dejar de hablar de su prima? además... ¿Se cree bien mujercita hablando así de ella?

—¿Vienes a coger o a hablar de tu prima? —le pregunta fastidiado. 

Sayda sonríe y niega.

—A coger, obvio. 

Asiente y le exige con los ojos que cumpla lo que dice, no quiere que hable más, no le apetece escuchar mas la voz que le rompen los tímpanos.

—Quítate la ropa —le pide aflojando su cinturón. 

Ella con mucho gusto obedece ¡Es que va a coger con ese monumento tan guapo! 

Comienza quitándose la blusa frente al muy Don exigente Hanniel que no despega la vista de ella,  sigue con su sostén y vaya que no espera mucho para quitárselo dejando ver las tetas que definitivamente son tan diferentes a las de Collet. 

Sigue con su corta y horrible falda, queda en unas diminutas bragas que lo único que le provoca al él como egocéntrico es asco, repugnancia. Ella intenta írsele encima pero con una mano la empuja a la cama haciendo que caiga de espaldas. 

 —Quiero que me demuestres que es lo que quieres que te haga —le pide acercándose acariciando las pantorrillas de ella. 

Ve su coño y por encima de la tela ve lo húmeda que esta posee y se satisface sabiendo que ya está jodida. 

Le vuelve a pedir que lo haga y esta comienza a hacerlo llevando una mano a la teta derecha magreando, mientras que las otras bajan las bragas y se comienza a masajear alrededor de su entrada. 

—Cierra los ojos —le pide ahora masajeándo por encima del pantalón su pene. 

Ella obedece y él no aguanta sonreír con burla al ver el retraso de la chica «¿No que tan astuta?»

Saca el celular y abre la cámara grabándola sin pensarlo, el aparato capta a Sayda sobre la cama con las piernas bien abiertas metiendo y sacando sus dedos de su vagina, pellizcando sus pezones con los ojos cerrados. 

—Dime que quieres —suena coqueto y no deja de tocar las piernas.— Vocifera como la experta que eres lo que quieres que te haga en esta cama. 

Ella no abre los ojos y ese es su peor error. 

—Quiero que me metas tus dedos de esta manera —comienza ella con voz agitada moviendo con mas rapidez los dedos de adentro y afuera— que me toques como a una ninfómana. 

Hacia lo Prohibido ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin