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El día de hoy, un sirviente me preguntó:

"Amo DIO, si pudiera definir a los humanos con una palabra, ¿cuál sería?" Esa pregunta me dejó pensativo por unos segundos antes de responder:

"Escoria."

Los humanos son el desecho de la naturaleza, son tan imbéciles que entre ellos mismos se asesinan con tal de obtener la supremacía absoluta. Estúpidos.

El ser humano jamás llegará a nada más que su autodestrucción.

Cuando al fin pisé tierra firme, noté que el avance científico e industrial fue significativo. Los humanos habían escalado un gran peldaño en la cadena evolutiva, sin embargo, pude notar que se volvieron más tontos, dependientes, crueles... Las cosas aberrantes que cometen contra sí mismos y el entorno me causa satisfacción, pero a la vez asco. La moral no existe, los modales se extinguieron al igual que la empatía.

El mundo se había transformado en el pueblo donde nací.

Sí, los humanos son escoria, estiércol que debe ser barrido de los continentes, su existencia es meramente parasitaria, cual sanguijuela extrae los nutrientes hasta dejar seco el suelo.

Los humanos son curiosos, admirables hasta cierto punto, se las han arreglado para sobrevivir mientras otras especies perecen, pero son imbéciles, algo inconcebible para la especie dominante.

Yo, DIO, en cuanto obtenga el poder absoluto, mi primer decreto será eliminar un tercio de la población humana, ¿por qué? La mayoría vive en despropósito, sus vidas son tan insignificantes que sólo son un estorbo.

Diario de DIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora