~19~

152 12 0
                                    

Me puse a pensar: Si pudiera hablar con mi madre en este momento, ¿le haría saber mi rencor o expresaría mi aprecio hacia ella?

A veces la recuerdo con cariño, otras con desprecio. Mis sentimientos hacia ella me generan conflicto, ¿por qué simplemente no dejo que uno se apodere de mí? No puedo odiarla, es mi madre, me dio la vida y trató de cuidarme, me otorgó la mayor felicidad que pudo a pesar de vivir en rotundo infortunio.

Gracias a su inteligencia y sus ganas de que me superara, fue que aprendí a leer y escribir, a pesar de ser mal vista por la sociedad; una mujer de bajo status social no tenía derecho a educación, pero ella salió adelante.

La admiro por el coraje que tuvo, por las ganas de vivir, por cómo siempre me hablaba y trataba con cariño para darme esperanzas aunque ella estuviera hecha polvo tras las golpizas... La aprecio por muchas cosas, pero no puedo simplemente amarla y no sentir repulsión por sus buenas acciones.

La repudio por haberse dejado de todos, por ser tan buena que ni siquiera yo podía tomarla en serio, por haber hecho que Dario nos golpeara por sus estúpidas palabras sobre el cielo. Indirectamente me hizo daño, sabía que no era su intención, pero gracias a ella mi padre nos pegaba casi a diario por su insistencia.

Madre, si tu cielo es real, ¿valieron la pena las incontables palizas que recibí por tu maldita culpa? Espero que sí... Si no, espero que por lo menos estés arrepentida de ello; por mi parte, no me arrepiento de haber disfrutado cada vez que mi progenitor te ponía la mano encima.

Respondiendo a mi pregunta inicial: El rencor ganaría peso sobre el cariño que te tengo. De haber sido una mujer distinta, con carácter y decidida a alejarnos de la penuria, mi admiración sería tan grande que con orgullo podría decir tu nombre, pero ni eso... No vale la pena siquiera mencionarlo. En sí, tú no vales la pena. 

Diario de DIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora