Capítulo |23|

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—¡Buenos días! —Camila sonrió alegremente a Lauren una hora más tarde, ocultando el dolor que sentía ante la mera visión de verla, mientras junto a su amiga Betty, se alineaban detrás en la cafetería. ¿Quién podía saber que la angustia era un gran remedio para la resaca? Le dolía tanto recordar la forma en que Lauren no podía decir que la amaba, que el dolor sólo limpió totalmente los efectos restantes del licor de su sistema.

Lauren gruñó en respuesta.

Oh, bueno. Lauren gruñona, estaba de regreso.

Ella y Betty se miraron. Fue pura suerte que tuvieran esta cita para desayunar desde hace años. Lauren sabía de eso, por lo que no sería capaz de acusarla de estar haciendo algo para evitarla. El silencio entre ellas era terriblemente incómodo. Trató de sonreír de nuevo.

—¿Qué vas a hacer...? —Se interrumpió cuando Lauren en realidad la ignoró, tomando su bandeja y dejando la línea sin mirar atrás.

¿Qué demonios? Prácticamente la había dejado y ¿ahora tenía el descaro de ignorarla? ¿Era su amor por ella algo tan capaz de apagarla por completo?

—Lauren no está feliz —adivinó Betty.

—Como si eso no fuera obvio —murmuró Camila. Estaba indignada. Trató de controlar su temperamento, pero no pudo—. Ordena por mí, ¿quieres? — murmuró a su amiga antes de marchar hacia donde Lauren estaba sentada sola, en una de las mesas que bordean las ventanas.

Se sentó frente a ella y preguntó:

—¿Qué carajos te pasa? —Lauren ni siquiera la miró fijamente. Hizo un gesto con la mano en su cara—. Holaaa. —Cuando todavía no prestó atención, gritó tan fuerte como pudo—. ¡LAUREN!

La ojiverde jadeó con sorpresa y entre dientes le dijo:

—¡Baja la voz!

—Lauren —chilló de nuevo. La ojiverde miró a su alrededor, vio su peor pesadilla hecha realidad, cuando se dio cuenta de que eran una vez más el centro de atención de todos.

—¡Muy bien! ¡Ya lo tengo! ¿De qué es que quieres hablar?

—¡De nosotras! —gruñó Camila. Dios, ¡quería darle una bofetada! Realmente lo quería. ¿Realmente tenía que preguntar de qué tenían que hablar? ¿Quizás sus palabras no significaban nada para ella?

—Bien —dijo arrastrando las palabras con sarcasmo y a la vez se puso rígida—. Nosotras. ¿Jodidamente correcto?

—¿Qué significa eso? —Camila también se puso rígida.

—No hay "nosotras". Tú no quieres estar más conmigo, ¿verdad?

—¡Yo no he dicho eso!

—¡Prácticamente lo hiciste, diciendo que querías dejar de amarme! —gruñó. Su temperamento estaba a toda marcha de nuevo y era lo único que podía hacer, para no sacudirla en su furia. ¡Mierda! Todavía recordaba el enorme vacío en su pecho, como una maldita cavidad, que crecía en un instante, cuando vio a Camila despedirse murmurando esta mañana y salir de su habitación, sin ni siquiera darle la oportunidad de hablar.

—¿Por qué estás tan enojada? —exclamó la morena. Lauren apretó los dientes.

—¡Idiota!

—¡No lo soy!

—Sí. Lo. Eres. ¡Así que, si no quieres estar enamorada de mí, entonces me aseguraré como el infierno de no forzarte a estarlo!

—Yo... yo... —Camila suspiró y dijo con sinceridad—: Yo no te entiendo.

Lauren & CamilaWhere stories live. Discover now