Capítulo |12|

652 50 27
                                    

Era una estupidez de parte de Camila pensar que Lauren vendría tras ella, que iba a gritar "detente" y que la alejaría del hombre de pie junto a ella.

Estúpida, se dijo Camila con firmeza a pesar de que tenía el impulso más fuerte de llorar. ¡Estúpida, estúpida, estúpida! Tenía que ser fuerte y no depender de Lauren ni de cualquier otra persona.

—¿Aquí es realmente donde quieres hablar? —preguntó Andrew con disgusto—. ¿En un callejón abandonado?

Sólo su voz hizo que Camila quisiera tomar una ducha, varias veces. Él la hacía sentirse tan sucia. La hacía sentirse tan falsa también, como la Camila que todo el mundo aquí sabía que no era la verdadera. Pero lo era. Lo había sido. La Camila falsa era la que había estado con Andrew. Tenía que recordar eso.

Camila tenía quince años cuando se enamoró de Andrew. Él había sido el chico más sexy de la escuela y debido a que la mayoría de la gente la consideraba la chica más caliente de la escuela, se sentía como una casualidad que estuvieran juntos. Sus labios se torcieron con los recuerdos, por la forma en que había sido tan feliz por la forma en que todo el mundo pensaba que eran la pareja perfecta. Sólo había mostrado lo estúpida que había sido entonces.

Cuando Andrew la había invitado a salir, ella había estado en la luna. Realmente había pensado que él era el elegido, el único hombre que no creía que fuera una puta sólo porque le gustaba ser coqueta. Pero había estado tan equivocada.

—¿Recordando el pasado, amor? —dijo Andrew con desprecio, al ver la expresión en el rostro de Camila.

No le daría la satisfacción de mostrarle lo mucho que le molestaba. Camila preguntó con voz apagada:

—¿Qué quieres?

Andrew odiaba cuán compuesta era Camila ahora, años luz del lío roto que había sido cuando se presentó a su primer día en la universidad, sus ojos brillantes de esperanza con el pensamiento de poder empezar de nuevo, sólo para darse cuenta de que Andrew había llegado a todo el mundo ya.

Todos en su secundaria habían pensado que Camila era una puta. Había sido fácil hacer que todos le creyeran, por la forma en que Camila se veía, se vestía y actuaba con hombres y mujeres. Y cuando se graduaron, Andrew se aseguró de que pensaran lo mismo en la universidad. Había gastado una fortuna llegando a la gente de la universidad, sólo para asegurarse de poder correr los mismos rumores sobre ella, con la esperanza de obligar a Camila a recurrir a él.

Andrew había querido que Camila se diera cuenta de que lo necesitaba para arreglar las cosas. Pensó que aislarla haría el truco, pero con lo que no había contado era con que Camila huiría y pondría un océano entre ellos, escondiéndose en este extraño país que Andrew siempre pensó que era para los raros. Peor aún, no contaba con que todo el mundo dudaría de su palabra con Camila lejos, como si todo el mundo se sintiera culpable de jugar un papel en empujarla lejos.

—Te ves hermosa, Camila.

Una vez, oír tales palabras de Andrew habría hecho sonreír a Camila. Ahora, sólo la hacían sentir aún más revuelta, recordando la facilidad con que se había enamorado de su falso encanto.

—No quiero que vengas aquí de nuevo. —Podía ver que sus palabras lo irritaban. Había pasado suficiente tiempo con Andrew para saber cuándo estaba a punto de perder los estribos, cosa que hacía a menudo. Sus ojos se redujeron a rendijas, como una serpiente venenosa, y su boca tenía una apariencia petulante, como un niño que estaba acostumbrado a salirse con la suya. Esas cosas describían exactamente cómo Andrew se veía ahora, y eso la dejó helada.

¿Cómo es posible que alguna vez se hubiera enamorado de Andrew?

—¿Por qué es eso, Camila? ¿Es porque encontraste a alguien mas con quien puedes enrollarte? —se burló—. ¿Haciéndole pensar que estás en el juego de hacer cualquier cosa cuando todo el tiempo eres una virgen frígida que no sabe qué hacer con su cuerpo? —Él capturó su muñeca cuando ella trató de darle una bofetada, riendo casi maniáticamente mientras saboreaba la mirada de miedo en el rostro de Camila—. Aquí nadie sabe de tu pasado. —La mirada en sus ojos era respuesta suficiente y la propia mirada de Andrew brilló—. Mi pobre amor —dijo en tono burlón—. ¿Tienes miedo de que no les gustes cuando se enteren de lo puta que eres?

Lauren & CamilaWhere stories live. Discover now