Capítulo |11|

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Lauren estaba de camino al salón de Camila cuando el sonido musical de su risa la alcanzó. Al doblar la esquina que daba al pasillo de su clase, vio al profesor de Camila salir a toda prisa. Miró su reloj con el ceño fruncido, preguntándose si estaría llegando tarde, pero su reloj le dijo que estaba llegando, de hecho, quince minutos antes.

Cuando más se acercó a su clase, la conversación se hizo más definida, y fácilmente reconoció la voz de Camila junto con la de las demás personas en su clase.

—Espera, Mila. —Sin lugar a dudas ese era Hiroshi.

Lauren no trató de sisear con lo familiar que ese "Mila" sonó al caer de los labios del joven. Camila le había hablado del muchacho de pelo oscuro, medio japonés medio neozelandés, que había declarado impúdicamente su amor eterno por ella delante de toda la clase hacía unos días.

Lauren estaba bastante segura que Hiroshi no era el único que había caído bajo el hechizo de Camila. Siempre que encontraba tiempo para pasarse por su clase, se daba cuenta de que cada vez más personas estaban abiertamente frunciéndole el ceño, en una segura señal de celos.

—¿Qué sucede? —La voz de Camila le hizo detenerse en seco.

—Estaba pensando que podría acompañarte al trabajo hoy... ahí es a donde te diriges, ¿verdad?

Hubo una pequeña pausa, y Lauren podía imaginar la sonrisa de Camila volviéndose tensa. Siempre se congelaba cuando cualquier chico, incluso alguien tan inofensivo como Hiroshi, trataba de acercarse a ella. Tendría esa loca mirada en sus ojos, como si cualquier gesto explícito de los hombres le hiciera sentirse sofocada.

Hizo que Lauren viera rojo, pero incluso ella sabía que era imposible mantener a los hombres lejos de Camila todo el tiempo. No era sólo porque era hermosa y sexy. Ciertamente lo era. Sino que Camila también tenía el tipo de magia y encanto que atraía a los chicos hacia ella como polillas a una llama. Resultado final: era agradable estar con ella, y era su compañía lo que la mayoría de los hombres encontraban difícil de resistir, incluso con varias mujeres era de ese modo, pero ellas no incomodaban a Camila como ellos.

Lauren se estaba preparando para irrumpir cuando Camila contestó.

—Lo siento. Pero ya me acompañará Lauren. Siempre lo hace —le recordó a Hiroshi—. Ya lo sabes. —Hiroshi dejó escapar un profundo suspiro.

—Es injusto. ¿Por qué ella tiene ese privilegio todo el tiempo? —Camila se echó a reír.

—En realidad, si se lo preguntas, no creo que lo cuente como un privilegio. Es más como una maldición para ella, sabes.

—¡Entonces déjame hacerlo por ella! —le espetó Hiroshi.

Lauren decidió que esa era su señal para entrar. Dobló la esquina, pero lo que vio la hizo detenerse a media zancada. Al parecer, Hiroshi no era el único que intentaba tener suerte con Camila. Ella estaba literalmente rodeada por los chicos de su clase, y estaban mirando a Camila aferrados a cada palabra suya como si fuera una diosa.

—¿Qué tal si llevo tus bolsas hasta fuera de la escuela? —negoció un tipo.

—¿Podría tal vez invitarte en algún momento? —preguntó otro.

Lauren negó. Todos eran unos idiotas, todos ellos. A pesar de que se sentía sexualmente atraída por Camila, no era ciega. ¿No sabían que el dulce atractivo exterior de Camila escondía una niña mimada en el corazón?

Ella se dio la vuelta y empezó a alejarse. A ese ritmo, la morena no la necesitaba para acompañarla al trabajo.

—¡Lauren! —Se debatió consigo misma si fingir o no sordera—. ¡Laureeeeen! —Camila sonrió cuando a Lauren le tomó varios segundos darse la vuelta y mirarla. Estaba bastante segura de que era reacia a hacerlo, y la exasperación en sus ojos lo confirmó. Camila rió—. ¡Hola, preciosa! —Lauren frunció el ceño.

Lauren & CamilaWhere stories live. Discover now