CAPITULO VI: EL GRAN HERMANO

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"No te estás resfriando ¿O sí?" Pregunto Edward a su hermano luego de verlo y escucharlo estornudar por segunda vez desde que entraron en el camino el bosque.

El niño negó con la cabeza aún que realmente no lo sabía. No se había mojado mucho entre el trayecto de la tienda y el Volvo pero si tenía algo de frío.

Edward quiso decirle algo más pero no supo qué. El niño lo desconcertaba de maneras que no entendía y quería hacerlo, de verdad que sí pero era más que difícil. Para su suerte, el tema perfectos conversación se presentó solo cuando se encontraron con el deslumbrante descapotable rojo de Rosalie y ahí estaba ella, montada sobre Emmett en el asiento trasero. Ambos ajenos a la lluvia que les caía encima, concentrados en el espectáculo que estaban montando con tanto... Entusiasmó.

"Cierra los ojos." Edward trato de tomarse aquello con gracia pero en el fondo, no estaba muy convencido de que fuese apropiado que su hermanito mirara a aquellos dos enamorados sin remedio. Aun así, Ian solo echó un breve vistazo antes de quitarles la vista de encima.

"Puaj, ¿Es que nadie les ha avisado que ya existen los hoteles?" Dijo el chico con una gran mueca de asco que sacó la mejor carcajada de su hermano.

"Jaja, tendríamos que comprar todo una cadena de hoteles solo para restaurar los daños que esos dos podrían causar a la infraestructura..."

"¡Puaj!" El niño se cubrió la cara con ambas manos. "No necesitaba escuchar eso, Edward."

"Jaja, lo siento chico."

Sin volver a mirar a los amantes en el bosque, Edward siguió de largo hasta estacionar el auto en el costado de la casa. Carlisle tenía planes de crear un garage para los autos pero con la llegada de Demian a sus vidas, todo se había puesto en espera... Quizás era hora de cambiar.

"Espera..." Edward puso su mando delante del pecho el chico y presionó con muy poca fuerza, presionando lo contra su asiento.

Demian lo miro sin entender.

"¿Ahora qué? ¿Te dio hambre?" Pregunto y se rio.

Edward lo fulminó con la mirada.

"Eso no es gracioso, mocoso ridículo..."

"Jaja sí que lo es."

"Que no..." Edward se sacó la chaqueta de cuero negro en un rápido movimiento y se la lanzo a la cara con determinada brusquedad.

Demian tomo la prenda en sus manos y lo miro confundido.

Edward puso los ojos en blanco.

"Póntela, no tengo intenciones de quedarme aquí dentro todo el día." Le dijo.

El niño negó con la cabeza.

"Ya tengo puesta la mía, no..."

"Oh por favor, no seas un necio en esto también." Vocifero el vampiro y el chico frunció el ceño.

"Yo no soy necio..."

"Si no lo eres entonces calla y ponte la bendita chaqueta. " Puso los ojos en blanco pues era obvio que el niño no iba a obedecer a la primera. Quería más razones para hacerlas y él se las iba a dar. "Que no te pueda leer los pensamientos no significa que no pueda darme cuenta de lo que te pasa, tienes frío y con suma razón... Tu temperatura bajo unos grados en el camino y hay agua escurriendo desde tu cabello por toda tu espalda..."

Demian intento no verse muy sorprendido pero fue inevitable, jamás podía acostumbrarse a que su familia supiera tanto o incluso más que el mismo sobre su propio cuerpo. Era extraño pero la vergüenza se había ido en alguna parte lejana del camino.

CREPUSCULO: EL PEQUEÑO DE LOS CULLENWhere stories live. Discover now