CAPITULO III: BIOLOGIA Y HUMOR ADOLESCENTE

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Todos en su familia tenían dos, hasta tres nombres excepto el. Él era Demian, solo Demian pero si tuviera otro nombre probablemente sería "provocador" o mejor "vengativo". Si Demian-Vengativo-Cullen. Era un nombre decente al que no tenía problema de hacer honor. Estaba tan molesto con sus hermanos, pero sobre todo con Edward por hacerlo sentir de aquella forma (triste, humillado... ¿Solitario?) que se las iba a cobrar. ¿Como? Bueno, la ley del hielo era un buen inicio pero haría más, mucho más.

Para empezar pidió permiso para el sanitario durante su segunda clase y uso su tiempo en el baño de los hombres para cambiarse un poco el look. Alice era tan pesada con eso que básicamente lo revisaba con lupa para ver que llevara bien la ropa, bueno pues a la mierda... Se sacó la estúpida bufanda de encima y la metió en la mochila, se dejó la chaqueta de piel totalmente abierta y se sacó la camisa Armani de debajo de los pantalones y reacomodo los botones de forma que quedará chueca. Muchos chicos las usaban así pero su hermana siempre había dicho que era de mal gusto.

Oh se iba a enfadar tanto cuando lo viera vestido así...

Para la 3ra clase, la de matemáticas se topó con Emmett. El grandote lo saludo con la mano y una sonrisa en la cara pero el hizo como que no le vio y se fue a sentar en otra banca que no fuera a su lado (como normalmente haría) así que termino sentado junto a Ángela y su gran (y a veces fastidioso) optimismo. La chica comenzó a hablar sin parar de la tarea del viernes y Demian tuvo que luchar por no ponerle ojos en blanco.

"Seguro que a ti no te pareció difícil..." aseguró ella.

Demian río.

"Claro que sí, Ángel..." su boca se quedó inmóvil y sin poder pronunciar la última vocal del nombre de la chica.

Ángel... Ángel...

¿Porque sonaba tan familiar?

"¿Ian?" Ángela lo miraba preocupada pues sin que él lo supiera, se había puesto un poco pálido de pronto. "¿Te sientes bien?" siguió ella.

El niño tuvo que luchar contra su propia mente para poder salir de aquello y asintió al mismo tiempo que sus ojos se posaban sobre Emmett. Su hermano lo estaba mirando con mucha preocupación y por la forma en que su boca se movió, dedujo que le estaba preguntando si está bien...

¿Así que ahora le importaba? El enojo volvió como una gigantesca ola al chocar contra la tierra y Demian le enseñó a su hermano el dedo de en medio. Emmett lejos de enfadarse, se río.

Ese niño cada vez le agradaba más y más.

Y entonces llegó el almuerzo, el momento de patearle a Edward sus joyas de la corona de la manera más sencilla. Tan solo tuvo que unirse a Jessica en el pasillo y toda la colmena llego a ellos para entrar al comedor. 8, 9 chicos en su mayoría del comité escolar le hablaban despreocupados de cualquier cosa mientras hacían cola para comprar la comida y se sentía bien, mejor que bien... Se sentía jodidamente bien ser uno de ellos, un simple chico normal y no uno de los raritos hermanos Cullen a los que nunca nadie saludaba por tener miedo y prejuicios. Aun que para ser honestos, su familia sentía lo mismo hacia todos ellos y era justo por eso que Carlisle les había prohibido hablar o hacer amistades con los mortales.

"Entre menos explicaciones deban dar, mejor." había dicho una vez pero el ya estaba cansando de esa regla. El era humano también ¿Porque no podía ser amigo de iguales?

"¿Ian? ¿Qué quieres?" pregunto Jessica cuando llegaron al mostrador de las comidas y el chico tuvo que salirse de su propia mente.

Era lunes así que no había gran cosa en el menú de la cafetería; ensalada de alubias (si, el universo estaba empeñado en joderle con ellas) puré de patatas, emparedados de carne que serían más pan que carne, gelatinas rojas, etc. Así que uno a uno los nuevos amigos del chico fueron pasando por el mostrador y pidiendo sus cosas hasta que llego su turno. La empleada de la cafetería con su cara de pocos amigos lo miro fijamente pero no le prestó atención alguna. Había tenido demasiados disgustos por un día

CREPUSCULO: EL PEQUEÑO DE LOS CULLENWhere stories live. Discover now