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— ¡No! ¡No quie'o! ¡No quie'o ir! Po' favo'~ no me obliguen a ir —. Exclamaba la pequeña azabache a sus padres a medida que lanzaba patadas al aire mientras su madre la colocaba en su silla de seguridad.
— Hyejoo, cariño, ¿no quieres ver a yerim? Siempre eres la primera en ponerte feliz al saber que iremos a ver a tu hermanita al hospital —. Se expresó la madre de la pequeña azabache, intentando calmar a la menor.
— Yo... Si quie'o pero no me gu'ta ve' a ye'im así, ¿po'qué no puede veni' a casa? P'ometo que se'emod cuidadosas.
Las mejillas de la menor no tardaron en llenarse de lágrimas con solo pronunciar aquello, pues ya habían pasado dos meses desde que su melliza seguía internada en ese hospital, si bien al principio la menor entendía que era por la salud de su hermana, ahora solo quería que todo volviera a ser como antes, ella y yerim en casa haciendo de las suyas, tal vez molestando a su hermano, pero cada día aquella idea en la cabecita de la menor parecía hacerse más y más lejana.
— Tu hermanita aun no se ha mejorado, en cuanto este mejor y no necesite a los doctores, te prometo que volverás a verla —. Aclaró la progenitora de la menor, calmando un poco a su hija respecto del tema.
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[ 3 Años Después... ]
—¡Hyejoo! ¿Quieres jugar con nosotras? — Preguntó amablemente una pequeña de la misma edad que la azabache, posiblemente su compañera de salón, sin embargo la menor no le respondió.
>> Hey, hyejoo te estoy hablando. ¡Oye! ¡No me ignores!
Aquel grito fue suficiente para que la azabache reaccionara a la presencia de su compañera, con la diferencia de que la pequeña de ya ocho años, había terminado empujando bruscamente a la niña frente a ella.
— ¿Qué te sucede? Solo quería jugar contigo, supongo que los demás tienen razón, eres rara —. Dicho aquello, la niña de cabellos castaños se puso de pies y procedió a correr junto a sus amigos.
