Annabeth se tomó un respiro, Sally acababa de meter las galletas al horno así que se acercó a ella y ambas se dirigieron a la sala para poder estar más cómodas.

- Nunca había pensado en la posibilidad de estar con Jason de forma romántica y sé que él tampoco había pensado en eso. Fue hasta nuestro segundo año de universidad cuando el me acompañó a casa de mi madre para pasar las vacaciones de navidad. Ella es una mujer de negocios y todas sus decisiones están influenciadas por lo que ella considera más beneficioso. Después de nuestras vacaciones mi madre habló con el padre de Jason sobre lo maravilloso (y conveniente) que sería que nosotros iniciáramos una relación.

Me detuve un momento, por un instante me reconsideré estarle contando a una desconocida mi vida, pero Sally me transmitía tanta calma y comprensión que decidí seguir.

- No sé qué le habrá dicho el padre de Jason a él porque de pronto comenzó a comportarse distinto, más cariñoso, y no de la forma a la que estábamos acostumbrados. Mi madre también habló conmigo y en algún punto me fui convenciendo de que lo que sentía por Jason era amor. Salimos de la universidad y unos meses después me pidió matrimonio. Quise negarme, pero sólo le pedí un tiempo para pensarlo, independientemente de que lo ame o no yo no quería casarme tan pronto, quería trabajar y disfrutar de la vida un poco más.

- ¿Tu madre te obligó? – interrumpió por primera vez Sally.

- Indirectamente lo hizo, me presionó sutilmente de manera constante hasta que ya no pude más y acepté la propuesta. Al parecer ya tenían planeado todo porque en menos de mes ya estaba usando un vestido blanco, de camino a la iglesia me di cuenta de que todo era un error y cuando el auto se detuvo en un semáforo me bajé e ignorando los gritos de mi madre y los bocinazos de los conductores comencé a correr y aquí estoy.

- ¿Piensas hablar con tu madre?

- No realmente, para ella ya debo estar muerta.

- Eso es imposible, eres su hija.

- Para ella su imagen pública es lo más importante y yo la acabo de manchar, eso soy, una mancha.

- No lo eres Annabeth, nunca vuelvas a decir eso.

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Tres meses habían pasado desde que Annabeth llegó a casa de Sally, ella le había permitido quedarse en la habitación de su hijo que está en la universidad. Para poder pagar su estancia, Annabeth trabajó en la cafetería junto con Sally.

Nunca se había sentido tan plena, esos meses le habían servido para reflexionar y se dio cuenta que había tomado la decisión correcta. Al inicio fue difícil, pudo ver en algunas revistas cómo trataban de encontrar las razones que tuvo para dejar a Jason, al parecer había un chico con el que se rumoraba estaba viviendo en Hawái.
Y a Jason no le fue mejor, la primera semana no pudo salir de su casa por la cantidad de periodistas que estaban fuera de esta, finalmente hacía un mes que él había vuelto a su casa en California.

Annabeth quiso contactarlo, pero tenía miedo de cómo podría reaccionar él. Eran mejores amigos, podían hablar de todo, pero ella sintió que algo se rompió cuando se fue.

Las vacaciones de verano estaban a punto de comenzar, lo que significaba que el hijo de Sally llegaría. Annabeth ofreció irse, pero Sally se negó. Se van a llevar de maravilla, le dijo, le he contado tanto a Percy de ti que es como si ya te conociera.

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Tal y como Sally predijo, Percy y Annabeth se llevaron bien.

Percabeth One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora