19

3.6K 495 17
                                    

Se quejó cuando fue detenido una vez más. Draco empujaba su pecho hacia atrás para alejarlo de él.

—Ya te di un beso hoy — se excusó. Harry rodó los ojos.

—Quiero uno más — replicó, tirándose hacia adelante.

El rubio ladeó la cabeza riendo, haciendo que sus labios choquen con su mejilla. Soltó un suspiro cuando apoyó la frente en uno de sus hombros.

—Creo que un beso al día es suficiente.

Soltó otro quejido. Llevaban una semana en una especie de acuerdo en el que Draco le daba un beso por día. A veces, podían ser besos tan cortos que apenas los sentía. Otros días, como ese, lo tomaba de la nuca y lo jalaba hacia él en un movimiento brusco, lo besaba rápido y fuerte, mordía sus labios y empujaba su lengua una y otra vez; para cuando se separaban, Harry tenía la respiración agitada y los labios rojos e hinchados.

—¿No pueden ser dos? — preguntó insistiendo.

Draco lo miró un momento antes de acercarse y presionar sus labios contra los suyos. Al otro segundo se separa, sonriéndole con burla.

—Listo, ya son dos.

Se inclinó hacia él para volver a apoyarse en su hombro. Él pasó sus brazos por su espalda y lo jaló más cerca.

Draco llevaba esa semana siendo especialmente cariñoso con él. Había dejado de importarle el que los demás se quedaran mirándolos en medio del pasillo cuando se acercaba a él. Empezó a cargarle el bolso cuando iban juntos a clase, le llevaba tarde de melaza hasta su mesa cuando los platos estaban demasiado lejos de él y no le apetecía traerlos con un hechizo. El día anterior incluso lo esperó en la salida del comedor y le plantó un beso rápido en sus labios, para luego tomarlo de la mano y acompañarlo hasta la biblioteca, dejando a los estudiantes con los que se cruzaron totalmente asombrados. El rubio los ignoraba, con el mentón alzado y el agarre en su mano firme, y seguía caminando, jalando de Harry, que ha diferencia de él, sí hacía caso a sus compañeros, y se giraba hacia ellos con la misma expresión en su cara.

Había notado que no cambió solo con él. Cuando se juntaba con sus amigos, se permitía abrazarlos, tirarse encima de ellos, echarse en sus piernas; hasta dejó que Parkinson le haga trenzas una mañana, y no se las quitó hasta el día siguiente. Cuando le preguntó a qué se debía su cambio, Draco se encogió de hombros y respondió simple : "La vida es demasiado corta como para que me siga preocupando aparentar algo que no soy".

Y era cierto. A diferencia de lo que se podía llegar a pensar de las serpientes, al rubio le gustaba apoyarse en él, que lo abrasen, que acaricien su espalda. Hace unos días incluso descubrió que jugar con su cabello resultaba en un Draco Malfoy adormilado que exigía que no pare. No era ningún sangrepura frío y distante que no demostrase tener sentimientos, todos esos años simplemente se había limitado a no hacerlo en público.  

—Podrías darme los besos que no me vas a dar en vacaciones — mencionó, intentando sonar desinteresado.

—Faltan dos semanas para irnos, Potter. Puedes encontrar una mejor excusa.

—¿Necesito excusas para besarte?

—Excusas no — aceptó, ladeando la cabeza — Permiso, sí — señaló — Y tienes permiso solo para dos besos por día, Harry.

—Creo que podríamos llegar a un mejor acuerdo — replicó.

Draco solo le sonrió y lo jaló para estrecharlo en un abrazo. Quedaron casi echados sobre el sillón de la biblioteca en el que estaban. Harry rio feliz cuando empezó a dibujar figuras sin sentido en su espalda.

—Me agrada el nuevo tú — susurró. Draco detuvo el movimiento en su espalda un segundo antes de retomarlo.

—No hay nuevo yo — respondió, igual de bajo que él — Soy el mismo Draco de siempre, antes solo no te dejaba conocerme.

—¿Me hubieras dejado acercarme antes, si lo intentaba? — una de sus manos presionó para que se apoye más sobre él.

—Probablemente habría creído que era una especie de broma para joderme la cabeza y te hubiese hechizado — se sacudió por la vibración de su pecho al reír — Aunque ahora me gustaría poder regresar a cuando éramos niños, y hacer todo diferente — dijo despacio. Harry tembló cuando lo sintió dejar un beso sobre uno de sus hombros — Perdí demasiado tiempo.

No le respondió, pero se hundió mas en el espacio de su cuello. El rubio siguió dejando pequeños besos en su hombro, apenas presionando sobre la tela que lo cubría.

—¿Sabes?... — habló suave, sin dejar de mover sus manos — Pansy se disculpó por dejarme de hablar todo este tiempo, y por lo de llamarme mortífago asesino la última vez que me dirigió la palabra.

—Eso es genial — respondió, dejando un beso sobre la piel de su cuello.

—Lo es — admitió — Blaise y ella preguntaron por ti.

—¿Por mí? —balbuceó — ¿Qué les dijiste?

—Que lo estábamos intentando. Ya sabes, ver que tal se nos daba salir — respondió calmo — Me dijeron que querían conocerte. 

—Ya me conocen.

—Sabes a lo que me refiero — bufó.

Levantó la cabeza para poder verlo. Había un deje de duda y culpa en su mirada.

—¿Por qué lo haces sonar como si fuera a conocer a tus padres?

Draco se tomó un momento antes de responder.

—Puede que sean peor que mis padres.

Harry se tensó y el aire se le atascó en la garganta. No era bueno conociendo personas nuevas, no cuando estas lo miraban como si no fuese digno de tener su atención. Pensó en negarse, porque sabía que le resultaría incómodo hablar directamente con una de las personas que quiso entregarle, pero la mirada de Draco le suplicaba que acepte.

—Bien — masculló. Los ojos de Draco se iluminaron — Pero quiero más de dos besos al día.

—¿Qué obsesión tienes con el tema de los besos? — le preguntó divertido antes de rodar los ojos — Tres besos, ni uno más — lo señaló — Eres demasiado caprichoso, Harry.

—No creo que seas el más indicado para llamar a alguien caprichoso — rio cuando Draco abrió la boca ofendido —, además, salvé al mundo mágico de su destrucción. Puedo ser tan caprichoso como quiera.

—Demasiado caprichoso y engreído — respondió.

—Oh, cállate — se quejó — Ahora dame el beso que me debes.

—No, no. Los tres besos son desde mañana.

—Yo no te dije desde que día.

—Bueno, te digo yo desde que día, entonces — rodó los ojos y llevó una mano hasta la nuca del rubio — Harry...

Lo que sea que iba a decirle quedó olvidado cuando sus labios chocaron. Una mano de Draco se movió hasta su cadera, y él se dedicó a jalar pequeños mechones de su cabello.

No fueron solo tres besos ese día.

Almost is never enough [Drarry / Harco]Where stories live. Discover now