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—Pensé que no vendrías.

Soltó una risa nerviosa en cuando lo vio. Draco lo miraba desde el medio de la habitación, con un bolso colgando de su hombro. 

Lo miró extrañado cuando le tendió una mano.

—Vamos —le insistió. 

Rodó los ojos cuando pasaron unos segundos sin obtener respuesta, y se inclinó un poco hacia delante, tomando la mano del otro y jalándolo hacia él con algo de brusquedad, ocasionando que se tropiece y termine chocando contra su pecho. El rubio boqueó y le frunció el ceño, por lo que le dio pequeños empujones hacia las escaleras para evitar el reclamo que estaba por salir de su boca.

Pasó la capa por encima de ambos y una vez que se aseguró que sus pies no se veían, bajaron las escaleras, hasta encontrar uno de los pasillos secretos que le habían mostrado los gemelos. Draco se limitó a seguirlo sin emitir palabra alguna y sin soltar su mano.

—Claro, tiene sentido —farfulló cuando llegaron a su destino —Tengo cara de querer ser golpeado por estas cosas, genial.

Frente a ellos, el sauce boxeador agitaba sus ramas, buscando qué golpear. A su lado, el slytherin lo miraba extrañado, con una ceja arqueada, probablemente preguntándose qué clase de salida era esa. 

Harry tomó dos rocas que habían a unos pasos de ellos, y se las lanzó al sauce, intentando dar con el nudo. Después de unos minutos de fallar, Draco soltó un bufido, y sacó su varita, levitando una de las rocas que cayeron a varios metros del objetivo, gracias a la nula puntería del héroe mágico, y le llevó hasta el punto que el moreno trataba de golpear.

Las ramas se enrollaron y el sauce quedó estático. Se apresuró en lanzar un hechizo, rodó los ojos ante la mirada engreída del rubio y se dejó caer al lado. Draco lo miró desde arriba como si se hubiese vuelto loco, Harry solo sonrió y lo instó a sentarse a su lado. El rubio lo avanzó unos pasos y se dejó caer despacio a su lado, alternando la mirada entre el sauce y él. 

— Sé que puede parecer que no me importa mucho la vida —dijo, cuando por fin se decidió a dejar de abrir la boca sin articular palabra alguna —, pero no me apetece morir  golpeado por un árbol.

—Tiene un hechizo encima, no se va a mover —respondió divertido —, a menos que yo quiera.

Unas ramas crujieron, ocasionando que el rubio se tense de inmediato. Soltó una carcajada, haciendo que voltease a verlo y le de un pequeño golpe en el hombro.

—Pensaba que no funcionaban en eso.

—La mayoría no lo hace, en realidad no sé por qué funcionó conmigo — se encogió de hombros — Vine al inicio del año, y no sé, simplemente funcionó.

Intentó no retorcerse bajo la mirada del rubio. Lo miraba concentrado, como si buscase alguna respuesta dentro de su cabeza y pensase que el ver cada parte de él ayudaría. Unos segundos después habló.

—¿Cómo conjuraste el muffliato? En el pasillo, no vi tu varita. —aclaró — ¿Cómo lo hiciste? 

—¿Con los dedos? —respondió, dudando. La mirada de Draco se iluminó y se llenó de algo que no pudo descifrar.

—Y ahora, ¿El sauce? Tiene que ser un hechizo realmente fuerte para que sirva tanto tiempo. 

La voz del rubio sonaba emocionada y lo miraba emocionado, instándole a contestar. Tragó saliva con algo de nerviosismo al tener tanta atención puesta en él y respondió, en un murmullo.

—No es un hechizo tan fuerte — admitió — Solo lo mantengo.

Draco soltó una exclamación por lo bajo. Harry frunció el ceño, preguntándose qué era lo que el rubio encontraba tan fascinante en hacer un par de hechizos sin varita. Sí, sabía que normalmente los magos necesitaban de una, pero no es como si él no la necesitara más, solo eran algunos hechizos que podía hacer sin ella.

—¿Te das cuenta de lo poderoso que eres? — le preguntó suave —Es que, Merlín... —soltó una risa ahogada —No me había detenido a pensar en que no eres un simple mago más.

Atinó a sonreír en respuesta, algo incómodo. Draco rodó los ojos, aún con una sonrisa tirando de sus labios, y tomó el bolso que había dejado a su lado unos minutos atrás. Sacó un par de botellas y le tendió una. Harry arqueó las cejas cuando se dio cuenta que era cerveza de mantequilla.

—Empiezo a creer que no puedes tener una cita conmigo sin alcohol de por medio.

—¿Una cita? 

Enrojeció en menos de un segundo. El rubio lo veía con diversión mientras tomaba un sorbo de la botella. 

—Oh, cállate — resopló — Tú le llamaste cita a lo hace unos días. 

—No me estaba quejando — respondió despacio — ¿No quieres transformar un par de rocas en escobas? 

—¿Qué? — soltó una risa ahogada. El rubio aún lo miraba esperando una respuesta, por lo que le frunció el ceño — No puedo hacer eso — respondió, incrédulo.

—No lo sabes, en realidad — se encogió de hombros —Inténtalo, no puede ser más difícil que matar a un mago oscuro.

Mordió el interior de su mejilla con duda. Bien, debía admitir que transformar un par de rocas no sonaba igual de complicado que mantener al sauce inmóvil. 

Draco ya tenía las rocas frente a él cuando estiró la mano. Se sorprendió por la facilidad en que su magia simplemente le obedeció. La sintió pasar por sus brazos hasta la punta de sus dedos, y como abandonaba su cuerpo para dirigirse hacia lo que ahora eran dos escobas listas para montar.

—No es tan difícil —admitió.

—Es difícil — replicó Draco, poniéndose de pie — Es tu magia la que te hace sentir que es fácil. Tienes demasiada, esto... —señaló las escobas — es difícil, créeme. 

Apoyó sus manos en el suelo, para evitar que sigan temblando, y siguió al rubio hasta las escobas. 

—McGonagall nos va a matar si se entera de esto — aún así subió a la escoba y siguió a Draco que ya había emprendido vuelo.

—Te preocupas demasiado — rodó los ojos cuando llegó a su lado —La idea de salir con el héroe de Inglaterra deja de sonar bien cuando te preocupas demasiado.

—No sabía que estábamos saliendo — respondió riendo divertido cuando lo vio apretar los labios y sonrojarse.

—Podríamos salir, ya sabes, ver si funciona — sus manos temblaron y tuvo que afirmarse a la escoba para evitar caer. El rubio evitaba mirarlo, por lo que veía su perfil, con la luz de la luna cayendo en su rostro. Brilla aún más, se dijo. — Si quieres, claro. No te sientas presionado ni nada, era solo una idea, ya sabes. Probablemente fue una idea tonta, olvídalo, creo que-

—Quiero — le cortó. Draco lo miró y él le sonrió — Bien, sí, suena bien. 

Soltó un suspiro tembloroso cuando Draco le sonrió de regreso. Bajó la mirada cuando notó que sacaba algo de su túnica y se lo mostraba. Una snitch dorada voló hasta el espacio que había en medio de los dos, se mantuvo allí unos segundos y luego salió disparada hacia un lado, perdiéndose de vista. Harry giró su escoba y esperó la cuenta del rubio.

Almost is never enough [Drarry / Harco]Where stories live. Discover now