Capítulo 40

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Seguí a Alex hasta el baño del dormitorio, él ya estaba preparando la tina. Sonreí complacida. Sintió mi presencia y se giró, entonces me miró y vi como abrió su boca ligeramente. Por extraño que parezca me ruboricé. Alex ya me había visto con poca ropa, con mucha, sin nada… pero cuando me miraba así, como si estuviera viendo una maravilla, en ese instante me volvía tímida ante él.

—¿Qué?— dije agachando un poco la mirada.

—Nada — dijo sin quitar los ojos de mí. Se levantó del suelo y comenzó a caminar hacia mí — Es que… — suspiró  y sonrió — verte así me dan ganas de repetir lo que hicimos en el sillón.

Alcé una ceja y sonreí, pero después noté como mis mejillas volvían a tomar color. ¿Por qué sólo al verme tiene ganas de eso?

—Cariño, es que… wow, eres muy hermosa — me tomó de la mano y besó mis nudillos.

Como acto reflejo agaché la mirada e intenté esconder mi rostro en su pecho, pero antes de que pudiera hacer eso él reaccionó más rápido y me tomó de la barbilla para alzarme la mirada.

—Hey, bonita — dijo tranquilamente y mirándome con ternura — ¿Por qué te quieres esconder?

—Por lo que has dicho — me encogí de hombros, no podía mirarlo a los ojos.

—Oye, mírame — ordenó.

Tímidamente alcé la mirada hasta que mis ojos se encontraron con esos dos destellos azules.

—¿Por qué actúas como si no lo supieras o como si no te la creyeras?

—¿Qué cosa? ¿Qué soy hermosa? — pregunté.

Él asintió.

—Tú lo has dicho… no me la creo, ¿en mi tanta belleza? Por favor.

—Amy, no puedo creer eso. Mírate — y me giró de repente.

Me topé con el espejo de cuerpo completo. Mi cabello un poco despeinado, la camisa de Alex con los botones abiertos pero no dejando que se viera más allá de lo que se debía y mis pantaletas de encaje negro.

Yo no me consideraba una persona fea pero no era una muñeca barbie o una modelo de Victoria’s Secret. Podría decirse que sentía que poseía lo necesario pero después de escuchar las palabras de Alex, que habían hecho que mi corazón diera un vuelco por la emoción, me hacía sentir que era mejor de lo que creí.

—Tendrías que verte con mis ojos… — susurró en mi oído, tomándome por sorpresa y pasando sus brazos por mis caderas — para que sepas todo lo asombrosa que eres Amy.

Se me dibujó una estúpida sonrisa en el rostro. Creo que nunca nadie me había dicho algo así. Entonces me sentí culpable al dudar de lo que él sentía por mí. ¿Debía de haber una razón por la cual no había querido decirme? Tal vez tenía el mismo miedo que yo… ¿debería decirlo yo?

Un beso en mi mejilla cortó el hilo de mis pensamientos. Giré un poco mi cabeza y lo miré a los ojos.

—¿Tú crees eso? — pregunté alucinada por lo que me acababa de decir.

—Claro — sus ojos me transmitían sinceridad ya que me sostenía la mirada — Eres un sueño.

—Tú también — dije y sentí como mis mejillas volvían a tomar color.

Él soltó una risita.

—No sé Amy, tienes tantas cualidades que muchos no notan hasta conocerte del todo bien — solté una risita y él volvió a depositar un beso en mi mejilla — Y lo que no te gusta de ti, lo que consideras tus defectos, es lo que más me gusta.

Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora