Capítulo 19 { Parte II }

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La alarma que sonaba me indicaba que tenía que ir a la habitación de Audrey en un principio no me di cuenta, pero cuando lo descubrí todo mi cuerpo se tensó. ¿Había despertado o se habrían complicado las cosas? Eran las dos únicas cosas que podía imaginarme y ni si quiera sabía cómo reaccionar ante ninguna de las dos situaciones. No

podía detenerme, me estaban dando una orden y debía cumplirla. Muerta de los nervios seguí mi camino.

Antes de entrar por el pasillo que me llevaba a la habitación me topé con el doctor Green. Este al verme hizo un asentimiento de cabeza, manteniendo su expresión seria. Me acerqué hasta él, necesitaba preguntarle qué estaba pasando.

—Doctor Green, ¿qué ha pasado con Audrey? ¿despertó?

—Qué bueno que ya vas para allá —me interrumpió poniéndome una mano en el hombro—, no te preocupes, solo es una pequeña reunión con los familiares de la señorita, quiero hablar con todos los involucrados en el caso.

No pude disimular el alivio que sentí al escuchar esas palabras ya que suspiré. El doctor me miro enarcando una ceja, seguramente lo malinterpreto todo. No le deseaba ningún mal a la pobre de Audrey, me aliviaba por el hecho de que todo seguía igual, sin ninguna complicación extra, y también porque todavía no tenía que lidiar con las situaciones que me imaginé. El doctor Green mantuvo su mirada fija en mí y por un momento contuve el aire hasta que por fin se decidió a decirme lo que estaba pensando.

—Ignoraste mi consejo —me acusó—, ¿verdad?

Eleve mis cejas en una reacción reflejo.

—¿Qué le hace pensar que es así?

El doctor me miro con los ojos entrecerrados.

—El joven Dempsie y tú siguen pasando tiempo juntos.

—Somos amigos, eso no quiere decir nada —mentí, estaba odiando hacerlo—, ¿o eso también es malo? Alex es simpático y buena persona, odiaría tener que decirle que... —Mi voz se fue apagando mientras miraba como el doctor negaba con su cabeza. Me lanzó una mirada con un dejo de decepción y fue inevitable no sentirme mal. Él sabía que mentía.

—Te estás metiendo en un gran, gran, gran problema Amy. Te dije que tuvieras cuidado con los sentimientos pues nos hacen cometer locuras. —Suspiró—. No puedo pedirte que te alejes de él, sería un intento en vano, sé que no lo harás.

Agaché la mirada. Era tarde, muy tarde para tratar de alejarme de él, el doctor tenía razón.

—Lo dice como si fuera un muy grande problema, en el que involucra a muchísimas personas más.

—Es que así es, Amy, y tú no necesitas más dramas, suficiente tienes con lo que pasa a diario aquí —lo que dijo sonó más a regaño que a consejo.

—No entiendo —murmuré y fruncí el ceño.

—Soy la voz de la experiencia.

Ya una vez me había dicho eso, pero por educación no pregunté a qué se refería, tal vez le sucedió a algún compañero suyo, a alguno de sus internos o incluso a él.

—¿Le pasó a alguien de sus colegas o...?

—Me pasó a mí. —Eso basto para que me callara. Lo mire con los ojos abiertos como platos.

Suspiró y rodó los ojos.

—No me gusta dar los detalles de esa historia, pero créeme no es nada por lo que te gustaría pasar —murmuró y apartó la mirada de mí—. Andando doctora Miller, que vamos tarde —comenzó a caminar dando por terminada la conversación.

Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora