Capítulo 11

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El pasillo por el que seguimos caminando nos llevó directamente al área de las habitaciones donde se encontraban Michael y Kya, los pacientes de los que estaba a cargo.

Las persianas de la habitación estaban cerradas pero la puerta estaba abierta. No me pareció extraño que tuvieran las persianas cerradas ya que las personas prefieren tener su privacidad y no les gustan las distracciones del pasillo. Aunque en esa habitación Michael y Kya compartían y no había mucha intimidad para cada uno, no había necesidad de que protegieran su privacidad cuando ya estaba siendo interrumpida por su compañero de habitación.

Entramos en la habitación y no había ninguna enfermera. Sin embargo, la cortina que debía de estar dividendo la habitación en dos estaba recorrida. Michael estaba sentado en su cama y Kya medio recostaba en la suya, los dos se miraban y al parecer conversaban animadamente. Ambos tenían amplias sonrisas dibujadas en sus rostros.

Kya se percató de mi entrada y al instante dejó de prestarle atención a Michael para saludarme.

—Buenos días, doctora —dijo sonriente—. Es decir, doctora Amy.

Sonreí, me alegré que recordara mi nombre. Muchos de los pacientes no se grababan mi nombre y se limitaban a llamarme doctora. Como había dicho antes, me gustaba tener confianza con mis pacientes y cuando compartíamos esos pequeños detalles como el nombre me hacían sentir que estaba en una verdadera relación médico-paciente. Yo dejaba de ser una persona que hacía mi trabajo para convertirme en una amiga que buscaba ayudar.

—Buenos días, Kya. —Asentí hacia ella—. Michael.

—Hola Amy —dijo Michael sonriendo de lado.

—Doctora Amy, puedes decirle a Michael que deje de tratar de hacerme reír. Me duele —pidió Kya, aunque no me miraba a mí, tenía la vista fija en el chico coqueto.

—Lo siento, en serio no es mi intención hacerlo. Se me olvida que no puedes mover mucho tu torso. —Hizo un puchero, esa expresión lo hizo parecer realmente tierno.

—Hay que tener más cuidado Michael, se puede lastimar.

—No te preocupes Amy, en realidad no me hago mucho daño. Solo es por molestarlo —dijo Kya alegremente.

—¡Que mala eres! —exclamó Mike mirándola con los ojos entrecerrados.

Kya se mordió su labio inferior y se encogió levemente de hombros, en una expresión divertida. Al parecer el fin de semana había hecho que la confianza entre los dos fuera aumentando y eso me alegraba, ya que los dos parecían felices con la compañía.

—¿Cómo te sientes, Kya? —le pregunté acercándome a ver las observaciones de las enfermeras en su expediente.

—Ya no me duele tanto, ahora solo me siento incomoda —dijo haciendo una mueca.

—Sí, me imagino —contesté asintiendo levemente—. Necesitas ser muy paciente con esto, no debes desesperarte.

—Lo estoy intentando, es difícil y apenas llevo ¿tres días? —Abrió los ojos como platos—. No quiero pensar en lo que pasara durante una semana o más.

—No te preocupes, ya que te quedarás aquí un tiempo me tendrás y también a la enfermera —le aseguré, tratando de no alterarla.

—Bien, supongo que podré hacerlo.

—¿Comiste ya? ¿Qué te parece la comida? —dije tratando de despejarla unos momentos de sus incomodidades.

—No me quejo —dijo encogiéndose de hombros.

Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora