Capitulo 27: Ya no quiero ser la damisela en apuros.

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P.O.V. Tercera persona:

Himawari fue despojada de sus armas por completo, por orden de Tsukasa para no intentar algo, como por ejemplo ir a sacar a Chrome de aquella prisión, en dónde alguna vez estuvo ahí, todavía lo recordaba y ahora se sentía muy mal por Chrome. Lo bueno es que él estaba vivo, y no le habían hecho el más mínimo daño. Sin embargo con tal de que no lo lastimen, tenía que obedecer por completo a Tsukasa, y estar siempre con él.

Aquello era una condición que no le gustaba en lo absoluto, no podía estar a lado de él sin poder dejar de temblar de miedo a que éste intenté hacerle daño.

De nuevo ahí estaba, en la cueva donde antes dormía, pero la diferencia era que ahora era observada, con tal de no escapar. Ésto no era vida, era una condenada prisión.

Miró hacia la única entrada de aquella cueva, donde habían dos hombres quienes eran los encargados de vigilarla. Tsukasa antes estuvo aquí, y le había dicho que Chrome estaba encerrado, pero sin tener ningún rasguño, aquello la tuvo calmada, no se lo hubiese perdonado si a su amigo le hubiera pasado algo.

Seguía con una mirada vacía, pues ahí no se sentía para nada feliz, se sentía como un animal en cautiverio. Pero al parecer a Tsukasa no le importaba eso.

¿Qué había pasado con ese joven el cual conoció en la escuela? Recordaba que él antes no era así. ¿A caso la engañó? ¿Esa faceta amable era solo una máscara?

Apretó los puños, se sentía mal con ella misma. Se dejó engañar por un chico, pensando que él podría ayudarla. Quiso huir de él, pero no resultó, cosa que debió de esperarse porque como decía su madre, uno no soluciona sus problemas si solo huye de ellos. Esa frase era muy cierta.

Se sentó, pegando sus piernas las cuales abrazó, escondiendo su rostro entre sus rodillas. Estaba sola ahora, pero confiaba en que Senku y los demás vengan.

Mientras iba a permanecer ahí, como si fuera la damisela en peligro. Eso fue desde siempre, cuando fue encerrada sus hermanos vinieron por ella, y la sacaron de aquí, ahora Senku y los demás tendrían que hacerlo de nuevo.

Se sentía feliz de tener a personas que estén dispuestos a ayudarla. Pero, no se sentía feliz consigo misma porque no era más que la damisela en apuros, y no estaba orgullosa de eso.

Aunque sea una chica, quería ser fuerte, y ser de más ayuda, y no contar con la ayuda de todos quiénes la rodean.

Lo que si podría hacer sería, ayudar a Chrome a huir, porque no le gustaba que él esté encerrado en esa prisión. Se puso de pie para ver, confirmando que esos hombres seguían ahí bloqueando su única entrada.

En momentos como éste quisiera tener a alguien cercano de su lado, como Ukyo. Pero nadie de aquí más que él se le había acercado, recordando que Tsukasa siempre había Sido posesiva con ella.

Maldijo internamente eso, porque en situaciones así, le gustaría tener aliados. Pero sería difícil.

-Himawari.

La chica de forma instantánea se tensó al escuchar la voz de Tsukasa, éste venía como siempre a verla. Ella lo único que hacía era ignorarlo, porque de verdad no quería ni tenerlo cerca de su persona.

-¿Qué es lo que quieres ahora, Tsukasa? -Le cuestionó la de ojos rosas sin siquiera mirarlo a la cara.

El primate más fuerte ya se esperaba que Himawari lo tratara de forma tan fría y distante, pero eso podría ser pasajero. Aunque aún así no le agradaba mucho.

-No has comido nada desde que llegaste, y eso no te hará bien. -Le comentó, y no era mentira lo que decía, durante los días en lo que ella ha estado aquí, se ha negado a comer, y aquello le preocupaba.

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