*Tres. - Hormonas.

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Pensaba que, tal vez, estar atrapada fuera del salón de clases, en un corredor completamente vacío, con Ashton Irwin, no era tan malo. Pero me equivoqué…. Era horrible.

Ya era suficientemente malo que estuviera apoyado en los lockers, que se encontraban frente a la puerta del salón mientras pataleaba y jadeaba como un toro, a punto de atacarme. Ashton estaba acostumbrado a que lo sacaran de clases, pero siempre lo hacían porque hacía estupideces con sus amigos; no porque a una chica, a la cual nadie conocía, se le había ocurrido llevarle la contraria. Ashton odiaba que alguien dañara su reputación, la cual, él se había encargado de construir durante años. Y obviamente, él no planeaba bajar su guardia ante nada, ni nadie.

Mientras permanecíamos en silencio, estuve planeando mentalmente mis disculpas, pero no pude decirlas, ya que me quedé congelada, y mi boca, no parecía tener intención de abrirse. Era tan tonto y vergonzoso el hecho de no poder hablar con ningún compañero de clases. Y si, como a toda adolescente, me molestaba el no tener nunca la atención de nadie sobre mí, pero cuando todos me miraron, me sentí tan pequeña y estúpida. Recuerdo que mi primer día de clases, en el primer año, estaba tan emocionada por entrar, pensaba que inmediatamente conseguiría un grupo con quien estar, tal como en las películas… pero estaba equivocada.

Simplemente, mantuve mi vista en el suelo, justo al lado opuesto de Ashton, lo único que alcanzaba a ver era a sus pies, golpeando con irritabilidad el frío suelo. Ashton siempre había querido lucir tan fuerte e inteligente, es obvio que sería frustrante para él que alguien le contradijera.

Un chiflido llegó desde el bolsillo de Ashton y yo, curiosamente, levante mi vista para observar como él sacaba su ¡Phone de sus ajustados jeans. Y después de leer el mensaje, volvió a meterlo en su bolsillo.

—¿Te importaría cubrirme? —Ashton habló, finalmente, haciendo que mi corazón saltara.

—¿Haa? —hablé, sonando asustada en el caso de llegar a decir algo malo. No estaba segura del porque, o tal vez si, el hecho era de que le desagradaba a Ashton, y eso me hacía sentir la necesidad de actuar cuidadosamente ante él, no quería que se convirtiera en el cerdo que siempre era.

—Tengo que… am… hacer algunas cosas —Ashton se mordió si labio inferior mientras miraba al suelo, para después voltear a verme. Cuando sentí su mirada, instantáneamente, miré hacia el locker.

—¿Y si sale el Sr. Raye?—dije en un susurro, mientras me sentía instantáneamente tan estúpida.

Ashton rodó los ojos mientras alzaba los hombros. —Pues le inventas algo, lo que sea. No me importa.

No podría decir si, y no es que no quisiera, bueno, a aparte. El hecho era que siempre fui pésima mintiendo. Ni siquiera era capaz de mentir para salvar mi propio trasero. Pero tampoco podía decir no, era como cavar mi propia tumba. Así que, simplemente, bajé mi vista hasta mis uñas, observándolas, como si fueran la cosa más maravillosa del mundo. Quería hablar, de verdad quería decir que si, pero no podía. Estaba tan asustada de lo que me hacía sentir el tener a alguien como Ashton tan cerca. No sabía qué hacer.

—¡Por el amor de Dios! —gimió Ashton mientras golpeaba levemente el locker —Eres tan molesta.

Sentí mis mejillas arder, sin saber que contestar … típico de mi. Y no era sólo porque el carácter de Ashton era algo muy difícil de entender. También era porque era tan cool, y yo tan… ¿Nadie?

—Tú ni siquiera me conoces —susurré mientras me daba una cachetada mental, esto era exactamente por lo cual permanecía callada. Ahora, levanté la mirada, quería ver la reacción de Ashton. Después de todo, lo hecho, hecho estaba.

—Lacey Rose King —su mirada se volvió tan arrogante. —Créeme, sé todo sobre todos en esta escuela.

Escupía sus palabras como si fuese un líder, como si la escuela fuera su reino y nosotros sus fieles subordinados, esperando a que él nos dijera que hacer. Y en cierto punto era cierto, tal vez no tan literal, pero algo tenía de cierto esta comparación. Él sabía mi nombre, y tal vez fuera sólo un nombre, pero él se tomaba su papel muy enserio. Había pasado mucho tiempo estudiándonos y catalogándonos, como si todos en la escuela fuéramos de distintas especies. Y lo peor es que a parte de todo este, esperaba que todos nos hincáramos ante él y le besáramos los pies. A él le encantaba pensar que nosotros le pertenecíamos, incluso pensaba lo mismo de los profesores. Porque como lo había mencionado antes, siempre se salía con la suya.

Crucé mis brazos sobre mi pecho, sintiéndome un poco más segura hablar. —Créeme, te sorprenderías.

Ashton alzó una mano para acomodarse su bandana, la cual, muchas veces los maestros le habían dicho que no podía usar. Y como era de esperar, a él no le importaba. Hasta parecía que había creado tendencia porque muchos chicos empezaron a usarlas. —A qué te refieres? —preguntó.

Aparté mis ojos de su mirada sin saber que responder. Ya había hablado suficiente, que se conformara con eso. Salvándome de mi respuesta, o de mi humillación, mejor dicho. El Sr. Raye abrió la puerta, salió del salón repleto de gente y volvió a cerrar la puerta justo detrás de él.

—¿Hablando mientras se supone que deben estar analizando su mal comportamiento? —El Sr. Raye nos preguntó mientras alzaba las cejas.

—¿Analizando mi comportamiento? —Ashton rio. —¿Qué tengo? Nueve años.

El Sr. Raye se acercó a Ashton. —Sigue así Irwin, y estarás en la banca en el próximo juego.

Ashton rodó los ojos mientras cruzaba los brazos, obviamente, no estando satisfecho con lo que le acababan de decir. Ni siquiera los maestros, en el maravilloso mundo de Ashton, tenían permitido hablarle de esa manera.

—Y tú... —El Sr. Raye se volteó para mirarme mientras yo sólo quería esconderme dentro de un locker. —Sé que una vez al mes las chicas se ponen súper emocionales y a la defensiva. Pero no te desquites con tus compañeros.

—Pero… -quise interrumpir, pero obviamente, no me dejó.

—Ustedes, ambos. Son chicos hormonales. Lo entiendo _El Sr. Raye hablaba calmadamente mientras yo sólo quería correr lo más rápido posible lejos de ahí —Quiero decir, es muy obvia la tensión sexual  que hay entre ustedes. Pero no tienen que pelearse en cada clase cada vez que no puedan tener sexo.

—¿Qué demonios?... —Ashton pasó sus manos por su cabello, obviamente frustrado. —Ella sigue siendo virgen.

—¿Enserio? —el Sr. Raye frunció las cejas mientras me miraba como si fuese un raro espécimen. Por favor, que la Tierra se parta en dos y me trague. Preferiría estar perdida en el desierto a seguir con un maestro completamente loco y con un odioso chico.

—¡Oh Por Dios! —Ashton gimió mientras azotaba su pie en el suelo como un niño —Esto es absurdo. ¿Podemos volver adentro?

—Bien —El Sr. Raye estuvo de acuerdo _Pero el miércoles tendrán que quedarse a acomodar balones. No sé por qué los estudiantes piensan que pueden juntar los balones de básquetbol con los de fútbol. ¡Dios! Odio mi vida.

Ashton me miró con la boca abierta como si todo hubiera sido mi culpa. Esto ya era bastante horrible para mí. No podía imaginar sobrevivir después de estar en un gimnasio, sola, con Ashton como por una hora y media.

—Pero, Señor… —Ashton protestó.

-Oh, cállate ya Irwin —El Sr. Raye espetó.

Nota mental: Decirle a mis papás que mi escuela apesta.


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nota: De verdad, siento mucho la tardanza.

Si de verdad les está gustando y quieren que siga les pido que por favor, voten y comenten. Se los agradecería. Las amo.

Educación Sexual. ♥Ashton Irwin♥ *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora