XXII

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El salón estaba adornado con colores blancos, dorados y grises. Lleno de flores y velas. Habían decidido hacer una pequeña fiesta, pero en realidad fue todo lo contrario.

Cincuenta mesas de diez personas estaban ocupando el lugar de la recepción y un nervioso Louis, quien hace una debería de estar listo, veía que todo estuviese en orden para esta noche.

—Louis, en serio, ve a bañarte, tienes que estar listo en dos horas- dijo Lottie con el ceño fruncido –confía en que todo está bien aquí y ve a ponerte más lindo.

—Lo sé, es sólo que todo tiene que estar perfecto y yo no veo esa perfección en el salón, y me angustia. Siento que le falta algo, aunque sé que todo está en su lugar.

—Louis- dijo amenazante -El único que tiene que estar perfecto hoy eres tú. Anda a arreglarte- insistió.

Louis la miró y bufó. Asintió y salió del lugar dando un par de miradas y susurrando algo hacia las personas encargadas de la decoración que se cruzaban en su camino.

Subió al auto que lo estaba esperando y vio a Nancy con Carysse ahí adentro. Habían pasado varios meses y la bebé ya tenía dos años y medio.

—Papiiiii- dijo la niña emocionada.

—Hola amor, ¿lista para hoy? Vas a ser la niña más hermosa de la fiesta- la tomó en brazos –que precioso vestido tienes puesto, ¿ese usarás hoy? Se ve perfecto.

La niña sintió y abrazó al castaño, dándole un beso en la mejilla.

—Te quielo- balbuceó.

—Yo te amo-murmuró con una sonrisa.

Sabía que a sus 21 años no era una edad muy recomendable para casarse, pero era Harry, y lo amaba como nunca, claro que estaba seguro de su decisión.

Había dejado su boda en manos de sus amigas, Gemma y su hermana, y todo estaba precioso, aunque dijera que no lo sentía así.

La recepción era preciosa, y el jardín donde firmarían sus votos era como un sueño.

En la noche ellos tomarían un avión hacia algún lugar sorpresa, donde sería su luna de miel, y estaba tan emocionado por eso.

Al fin las cosas estaban saliendo bien, después de tanto estrés, tanto sufrimiento y tanto dolor, todo les estaba saliendo de maravilla, y no podía pedir nada más al ser que le diera eso, si es que existía un Dios, le daba las gracias por darle la vida que siempre soñó.

Llegó a su casa y se bajó rápidamente, ya que tenía menos de una hora para estar listo y llegar al lugar de la ceremonia.

Hoy era su día, y se sentía el omega más afortunado del universo por eso, sin duda.

...

El traje era hermoso, color crema, ajustado. Su corbata era del mismo color, atada a su camisa blanca de botones. Lucía su anillo de compromiso en el dedo, donde pronto iría el anillo que lo unía legalmente a Harry para toda la eternidad, y para las siguientes mil eternidades que le faltaban por vivir junto a él.

Se miró al espejo y se acomodó un poco el cabello, perfectamente bien peinado, aunque estaba como siempre, simple pero elegante. Sonrió y sintió los nervios de Harry, si, él también se sentía como su Alfa. A pesar de vivir juntos, la palabra "esposo" era muy poderosa, sobre todo al ser miembros de la realeza, y era el primer caso en el que un rey y un príncipe heredero al trono, ambos hombres, Alfa y Omega, se casaban sin ningún negocio de por medio, sino, por el amor real y puro que ambos se tenían. Definitivamente Harry y Louis eran uno en un millón.

Muchos pensaban que lo hacían por el bien de su hija, o porque probablemente Louis estaba embarazado de nuevo y no querían que se repitiera la historia. Pero no, era por decisión propia, y, aún sin Carysse de por medio, lo hubieran hecho porque era algo de lo que podían decir que estaban convencidos desde el principio.

Alpha Heirs (l. s.)-Omegaverse AUWhere stories live. Discover now