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De regreso a casa, un silencio sepulcral fue lo primero que lo recibió. Stephen trato de mantener la calma, pero en cuanto más avanza por los pasillos de su hogar, más se inquieta. No percibir enseguida el aroma del omega lo alerto y no tardo en descubrir que su querido esposo brilla por su ausencia.

Con la cabeza fría, considero que lo más adecuado es tener paciencia y esperar su regreso. Para disipar la preocupación, bebió una taza de té, se sentó en su sillón tono granate y se dispuso a leer.

Las horas avanzan y también su angustia. El alfa constantemente contempla el exterior y el cielo ya oscurecido. Son casi las once y Tony aun no llega. ¿Y si algo le paso?

A nada de desmoronarse en pensamientos poco optimistas, el sonido chirriante de la puerta le regreso el alma al cuerpo, su omega ha vuelto a casa sano y salvo.

Tony regreso hecho un manojo de risas y buen humor.

—Ah, ¡hola!—saludó en una actitud despreocupada, acompañado de una sonrisa enorme y unos ojos soñadores.

—¡Tony!—clamó Stephen realmente aliviado—. ¿Dónde estabas?—preguntó sobresaltado, tratando de ignorar el raro perfume en el que se había bañado.

—¡Por ahí!—la pregunta elimino todo rastro de buen humor—. ¿Qué? ¿Acaso debo informarte cada paso que doy?—repuso ofendido.

—No—contradijo tenso—. Eres libre de salir y pasear por donde quieras, pero... ten la consideración de avisar, ¡me tenías muy preocupado! ¿Sabes la hora que es y lo peligroso que un omega, especialmente uno que no esta vinculado, ande solo a altas horas de la noche?

—¡Ash! Creí que ya me había ido de la casa de Howard—puso los ojos en blanco—. Estoy cansado de escuchar sermones.

—No lo tomes a mal. No te estoy regañando—aclaró.

—Tengo sueño, hablamos mañana—dijo indispuesto a seguir la conversación, retirándose a paso acelerado.

Stephen lo siguió minutos después.

—No te molestes conmigo—mencionó cariñoso una vez que se acostó en la cama—, no era mi intención reprenderte. 

—No estoy molesto, ¡estoy cansado!

—Entiendo. Buenas noches—susurró despejando algunos cabellos de su frente para depositar un casto beso como lo hace cada noche—. Te amo con todo mi corazón—pronunció en voz baja antes de apagar las luces.


A la mañana siguiente, el doctor Strange amaneció con la grata imagen de un Tony radiante y contento y las semanas posteriores lo notó más distraído, más en las nubes, pero sobre todo, más feliz, cuya felicidad parece crecer más y más, desconociendo por completo el motivo, pero adorando ver aquella sonrisa... la sonrisa más hermosa que ha visto en su vida.

Tony jamás espero que la relación con el alfa fuerte y rubio prosperara tanto. Había pensado que su reunión en el café sería el primero y el último, mas sus encuentros cada vez son más frecuentes e íntimos. Compartir tanto tiempo con él lo hace muy feliz y por primera vez, no encuentra tan detestable el hecho de ser un omega.

Así como crece su felicidad, también crece su amor y su necesidad por estar más tiempo en sus brazos. Como quisiera ser su esposo para despertar todos los días a su lado, acompañarlo a todos sus viajes y estar ahí para celebrar cada uno de sus logros o consolarlo en sus fracasos, aunque duda que un alfa tan perfecto como él fracase.

Detesta con toda su alma tener que verlo a escondidas, es consciente que sus compromisos actuales les impide proceder de otra manera. Maldice que ninguno de los dos sea libre para amarse como le gustaría y lo peor es, si no fuera por Stephen, no hubiera conocido, como él lo define, "al amor de su vida".

Cayendo lento (IronStrange AU)Where stories live. Discover now