49: Una elección

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Cuando Nix volvió a abrir los ojos le sorprendió no encontrarse con los cielos azules y tremendamente brillantes del Partenón. En cambio, le pareció que todo era negro, oscuro, y sin fondo. Como si le hubieran borrado las líneas, las siluetas y las luces al mundo y solo hubieran dejado el color negro como un todo.

—¿Dónde estoy?

—Me temo que no es un sitio concreto —contestó una voz familiar, proveniente de todas partes y de ninguna. En realidad, provenía de su cabeza.

—¿Negren?

Una figura, más oscura que las demás, emergió de entre las sombras, recortándose contra el fondo de color negro.

—Sí.

—¿Qué es este sitio? —inquirió Nix—. ¿Por qué no he aparecido en el Partenón?

Negren levantó una mano casi con pereza e intentó señalar a su izquierda.

—Este sitio es una especie de limbo privado, por así decirlo. He intervenido en tu vuelta al Partenón para traerte aquí.

—¿Por qué?

—Porque tengo muchas cosas que contarte. Camina conmigo.

Negren se dio la vuelta y empezó a deslizarse por el suelo. Su silueta volvió a perderse entre las sombras, hasta que casi le engulleron. Nix no tuvo más remedio que seguirle.

Cuando llegó a su lado, las voces de Negren volvieron a sonar en su cabeza.

—Hemos estado investigando, Sinkas y yo, sobre cómo Griffin llegó a adquirir tal poder y por qué nadie hizo nada antes —explicó—. Desde que supimos que te había secuestrado hemos intentando llegar a la raíz del asunto. Intentamos que el Consejo hiciera algo, pero Tanths no nos escuchó.

—¿Cómo es posible que seas capaz de crear esto y de atraerme a él? —inquirió Nix, cambiando de tema. Paseó la mirada por encima de su cabeza. El negro se extendía hacia todos lados y no existían fronteras.

—Porque soy diferente a todos los demás Consejeros —explicó.

—Pero no eres un primigenio.

—Pero yo no nací. Fui creado, como el que crea un androide.

—¿Qué quieres decir?

Negren suspiró y se detuvo. Se giró hacia él.

—Tanths me creó. Hace siglos que Tanths experimenta con las Criaturas y los humanos por pura curiosidad. A mí me creo porque quería ver que leyes de los Cielos era capaz de romper, qué poderes extra podía darme, qué diferencias podía albergar en mí. Me dio dos auras, una apariencia distinta, y esta clase de poderes. Algunos son oscuros. Otros son útiles.

—¿Por qué me cuentas todo esto?

Nix era consciente de que el que hubiera preguntado no era la única razón.

Le pareció ver que Negren sonreía antes de que volviera a ponerse en marcha.

—Porque tiene que ver con lo que hemos descubierto. La verdadera razón por la que Tanths no quiso hacer nada contra Griffin es porque fue él el que contactó con él después de tu misión en París. Él le contó que era posible que se convirtiera en uno de los nuestros y vengar la muerte de su hermana. Le puso en contacto con toda clase de Criaturas Oscuras y del subsuelo.

—Pero los humanos mueren si no tiene sangre de Criatura en las venas al intentar abarcar esa clase de poder.

—No si una Criatura les da su sangre justo antes de intentarlo. Sabíamos que había tenido que tener alguna clase de contacto, pero no esperábamos que fuera el líder de nuestro Consejo... Aunque he de decir que no me sorprende. La ambición, la envidia y la codicia de Tanths fue, lo que, al fin y al cabo, me creó. ¿Por qué no iba a llevar sus experimentos más lejos? Ha estado ocultándoselo a todo su alrededor durante milenios, deshaciéndose de todo aquel que pudiera suponer un impedimento en sus planes. Tanths nos ha estado manipulando y engañando a todos durante siglos, Nix.

Cenizas en la nocheWhere stories live. Discover now