Capítulo 25 | Desde las sombras

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Bajo las sombras de los arboles es el mejor escondite mas acogedor, no te ven, no te encuentran, pero si te sienten y, ella ya lo ha hecho, abre los ojos en medio del beso viendo directamente hacia acá pero seguidamente se aferra al cuello de él cerrándolos con fuerza. Es muy tonta, lo es tanto que no supo con quien meterse y me da lástima, aunque... ¿Lastima? Dios, no se ni que es sentir eso. 

Me adentro mas entre las sombras y, ahora sí: Que lastima por ella porque los problemas ya los tiene encima y ni cuenta se ha dado, puede que se los logre quitar pero como la terquedad que tiene con él es más grande de lo que cree, sera consecuencia, lo será ya que eso no la va a salvar. 

Las sigo detrás del auto de la pequeña rubiecita que le encanta evadir a su guardia siendo tan tonta como la que va de copiloto porque no sopesa el peligro que corre y que yo aprovecho con ganas. 

Soy muy paciente, espero a que pase lo que efectivamente ocurre y es que se quedan solas por comprar como idiotas sabiendo que el comercial cierra temprano y la gente ya es escasa. Sigo sus pasos y ella parece estar ya acostumbrada porque mira a todos lados pero no habla , y ese, ese es su peor error cuando se detienen y mis manos ansiosas la toman de la cabeza adetrándola a mis lugares favoritos que son entre las sombras. Grita y patalea pero contra mis habilidades jamás. 

—¡Sueltame! —Grita y su olor delicioso haría buen contraste en donde están las rejas— ¡Sueltame maldito!

Sus sollozos son música para mis oídos mientras me la llevo escaleras abajo arrastrándola y tapándole esa boca que ha sido besada por él y le gustaría tanto a ella cortar. 

Casi logro mi objetivo pero al notar que no soy el único que viene de caza el día de hoy me dificultan las mierdas. La hermanita de él está siento cazada por alguien mas y para mis gustos no logro ver quien es el colega, digo, para felicitarlo por cagar las putas cosas. 

La guardia de la rubia se triplica y entran hombres desde la puerta principal, de la azotea, de los lados y no dudo que vengan por el sótano también así que me obligo a darle la vuelta a mi carnada cuando creo que viene alguien y sonrío cuando noto que es una mujer con dos bebes entre sus brazos, la tiro al suelo clavando mi pie en su estomago mientras que le grita a la señora que se vaya pero la retrasada con dos bebés no hace nada y la tomo del pelo cortándole la garganta desplomándola en un segundo y los lloriqueos de los engendros se agudizan mezclándose con los gritos de terror de Collet. 

—No lo hagas por favor —suplica y sonrío de la mejor manera agarrando de una sola pierna al bebé que se pone morado con llorar mucho y de cabeza. 

Ella no deja de forcejear pero es muy débil como para superar las fuerzas de alguien como yo. Sin embargo me sorprende cada vez que la subestimo porque se zafa de mi y trata de huir pero le pongo frente a ella el bebé al cual le vuelo la cabeza degollándolo frente a su rostro que queda salpicado por la sangre. Grita al ver la escena y cae de rodillas al suelo deslizándose para atrás y tomo al otro bebé que es una preciosa nena a la cual le corto el pecho y le abro los brazos a Collet para que la tome entre sus manos sin haberle quitado aún la vida a la pequeña criatura.

Escucho que la maldita hermana exige con gritos que vengan a buscarla y los trotes de los hombres de abajo para arriba se escuchan mas cerca, me despido de ella prometiendo volver a tenerla frente a mí corriendo hacia otros lados en los que sé que no encontrarán rastros. 

Me quito los zapatos tirándolos a un tonel que arde en llamas «Al fin y al cabo si se arruinaron»

El cuchillo me lo guardo y me coloco en el camino el haz bajo la manga que impedirá cualquier reconocimiento. Me quedo al frente viendo como las patrullas llegan, las ambulancias, todo desde las sombras. 

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now