VIII- Salida al bosque.

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Este capítulo contiene escenas explícitas, si te resultan incómodas sáltalas.

Son las seis de la mañana, todos estaban dormidos y yo ya estaba despierta, Ginny es muy inquieta cuando duerme y a veces hasta pega patadas.

—Buenos días, enana.— Dijo George sentándose a mi lado, en el sillón del otro día.

—¿Qué haces despierto?

—No puedo dormir más tiempo, Ron ronca y mucho.

Me reí de su comentario, unos segundos en silencio y seguíamos mirándonos a los ojos fijamente.

—¿Has conseguido ya pareja para el baile?— Pregunté girando la cabeza hacia la derecha.

—La chica con la que quería ir ya tiene así que no se con quien ir. ¿Le has respondido a Adrián?

—No, ya le escribiré.

—Sabes, estás muy guapa por las mañanas, hasta con el pelo despeinado.

—Cállate.— Le dije empujándole con la palma de la mano en el hombro.

—Cállame.— Contesta en tono vacilante.

Me acerqué lentamente a su rostro, cuando sentía su respiración en mi boca.

—Más quisieras, Weasley.— Eché el rostro hacia atrás y fije la vista al frente.— Te has quedado mudo y todo.

—Te crees muy graciosa.

—Soy graciosa.

—Puff, ya claro.— Puse los ojos en blanco y se hecho a reír. Vi como las facciones de su cara se arrugaban al sonreír y me provocó una sonrisa tonta.— Eres muy mona cuando te cabreas.

—Cállate ya, imbécil.

—Cállame.

—¿Enserio quieres que te humille otra vez? ¿O solo quieres un beso?— Le piqué.

—La segunda.

Le di un beso en la mejilla y salí en dirección a la cocina.

Pov. George

Está jodidamente buena por las mañanas, me pongo en pie y la sigo.

—¿Por qué me ignoraste esta última semana?— La pregunta le pilló por sorpresa se podía deducir por su rostro.

—Necesitaba pensar.

—¿Pensar en qué?

—No lo sé en todo. ¿En nosotros?

—¿En nosotros?— Creo que estaba diciendo que yo le gustaba, pero no estaba completamente seguro.

—Sí, es estúpido lo sé.

—Voy a ser franco contigo.— Me mira directamente y yo sigo con la mirada en el suelo.

—Tu me gustas, joder.— Lo solté. Ella me levantó la cabeza con sus finas manos y me hizo mirarla a los ojos.

—Tú también me gustas George y mucho.

Le cogí de las caderas y la apoyé en la encimera. La besé, sin pensarlo dos veces, nuestras lenguas se fusionaban y un calor recorrió mi espalda.

—George, George, ¡George!—Me desperté de golpe, ¿todo había sido un puto sueño?—Despiértate, mamá a echo ya el desayuno.— Decía Ginny.

—Ya voy.— Gruñí.

Bajé las escaleras y allí estaba junto con Harry, llevaba una camiseta blanca larga y ancha, y unas mayas cortas, su pelo despeinado y alborotado, comiendo unos cereales. Tan guapa como siempre.

Jealous -George WeasleyWhere stories live. Discover now