Capítulo 22

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Dos meses después

El mes de febrero aun dejaba correr al aire frío del invierno, lo que Gaia disfrutaba. Su alrededor se encontraba rodeado de nieve y arboles sin hojas, dándole una apariencia de soledad al lugar. La joven sabía que ya era momento para regresar a la base de los vengadores, pero la tranquilidad que la envolvía ese sitio le hacia desear simplemente quedarse ahí y no irse nunca. Al regresar a la sala de la cabaña, encontró a la enfermera juntando los medicamentos que se encontraban en los cajones, sintiendo que su partida cada vez estaba más cerca.

-No quiero irme-se quejó la ojiazul.

-Señorita Gaia, lo que no quiere es enfrentar la situación de ver a sus compañeros tras el incidente-comentó la enfermera, haciendo que Gaia hiciera una mueca.

-Deja de analizarme-murmuró.

-Ese es mi trabajo-respondió riendo la mujer.

La ojiazul caminó con paso pesado hasta la habitación que utilizaba en la cabaña y comenzó a juntar todas sus cosas, para después acomodarlas en las maletas. Gaia realmente sentía un nudo en el estomago al pensar que regresaría a la base después de su intento de suicidio, mas también se sentía preparada para regresar a las misiones. La joven había estado al pendiente de todos los movimientos que habían hecho cuando ella no se encontraba, haciéndola sentir un poco culpable, pues mientras ella se encontraba tranquila en aquel lugar, sus compañeros se hallaban en misiones para detener a los miembros de HYDRA.

Luego de varias horas, ambas mujeres se encontraban en el quinjet, rumbo al complejo. El corazón de la pelinegra latía con fuerza, pero respiraba con lentitud para relajarse. Durante su estadía en la cabaña, había recibido varias sesiones de meditación y yoga, como una alternativa para su recuperación, y la realidad era que sí le habían ayudado a sobrellevar todo lo que pasaba por su mente. Después de dos horas, el quinjet por fin aterrizaba en el helipuerto de la base de los vengadores. Al abrirse la compuerta, se pudo ver al grupo de superhéroes esperándola con una sonrisa, y se sorprendió al encontrar a Clint junto al resto. Gaia caminó con timidez hasta lograr salir, mientras llevaba consigo sus dos maletas.

La primera en recibirla fue Wanda, quien la abrazó con fuerza al mirarla; después se acercaron los demás, dejando al último al capitán, quien no despegaba la mirada de su novia. Todos podían notar cómo el semblante de la ojiazul parecía más relajado que antes, por lo que esperaban que las cosas fueran más tranquilas.

-Te extrañé-murmuró el rubio al verla frente a él.

-Yo también-respondió la ojiazul, abrazando al capitán.

-Me alegra que volvieras, Steve estaba matándonos en los entrenamientos-comentó Sam con tono divertido, haciéndola reír.

-Perdón si tuvieron un momento difícil por mi culpa-dijo la pelinegra. Su tono dejó ver que no se refería a lo que Falcon había dicho, sino a todo lo que habían pasado antes.

-Tranquila-Natasha caminó hasta estar a su lado- eso fue nuestra culpa al no saber cómo ayudarte-

-Por supuesto que no. No es culpa de nadie-respondió la joven, con una sonrisa cálida-será mejor que me lleve esto o en cualquier momento explotará-dijo la ojiazul, refiriéndose a las maletas.

Todos entraron al edificio, pero Gaia se dirigió hasta su habitación, siendo seguida por el capitán, quien llevaba una de sus maletas. Al entrar a su recamara dejó salir un suspiro pesado; los recuerdos de todo lo sucedido la invadieron, pero simplemente lo dejó pasar, esperando que no supusiera un impedimento para seguir con su vida.

-¿Pasa algo?-preguntó Steve, con precaución.

-No, tranquilo-respondió la joven-Steve... tengo que pedirte algo-la mirada de Gaia denotaba que no estaba del todo tranquila- ¿me acompañas al cementerio?- aquello lo tomó por sorpresa, pero asintió ante su petición.

Mystic: Angel FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora