Capítulo 27

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El tiempo había transcurrido con demasiada paz, cosa que no era normal, ni mucho menos algo bueno, pues siempre que las cosas parecían relajarse, llegaba algo que movía todo su mundo. Mientras que el equipo intentaba encontrar algún rastro sobre el grupo llamado Arma X, todos habían estado entrenando, sobre todo la ojiazul, quien seguía en su intento por convertirse en un animal, mas obtenía el mismo resultado, dejándola adolorida y cansada. A pesar de cómo se hallaban las cosas, Gaia batallaba con cerrar su maleta.

-¿Estás lista?-preguntó Steve con una sonrisa.

-Creo que sí-respondió al cerrar su equipaje, para después ver la lista- ¿estás seguro de que quieres hacer esto? Las cosas están demasiado calmadas y sabemos cómo va a terminar-

Días atrás, Gaia había estado queriendo ir a la playa, mas sabía que podía resultar peligroso el irse de la sede, pero Steve le había concedido el deseo, pues también quería que la pelinegra se relajara un poco de todo lo que estaban viviendo, así que se irían por un par de días.

-No te preocupes. Nat nos llamará si necesitan algo-comentó-además, no creo que justo en estos días pase algo-

-Ya se hizo costumbre que cuando nos vamos por unos días nos lleguen malas noticias-se quejó la joven.

-Esperemos esta vez sea diferente-mencionó el rubio, tomando la maleta de su novia.

Pronto ambos se dirigieron al quinjet, para por fin ir hasta Atlantic City. Habían optado por aquella playa debido a que se encontraban relativamente cerca de Nueva York, y si alguna urgencia surgía, podrían llegar en poco tiempo. El camino fue tranquilo, mientras que la pareja planeaba un poco lo que harían al llegar al sitio.

Tan pronto como llegaron al aeropuerto de la ciudad, una camioneta los esperaban para poder llevarlos hasta la casa que el capitán había alquilado, con un poco de ayuda de Friday y Natasha.

-Esto es a lo que llamo vacaciones-dijo con una sonrisa la ojiazul. Ver aquella paz en Gaia fue suficiente para que Steve supiera que había sido una buena decisión el irse de la sede por unos días.

-¿Qué quieres hacer primero?-preguntó el rubio, tomando a su novia por la cintura.

-No lo sé...-respondió la joven, recargándose en el pecho del capitán-tal vez... ir a caminar un poco-

-Me parece buena idea-mencionó Steve.

Ambos tomaron lentes de sol algunas otras cosas para pasar aunque fuera un poco desapercibidos. Gaia sabía que el mostrar que se hallaban en ese lugar Ambos tomaron lentes de sol y algunas otras cosas para pasar aunque fuera un poco desapercibidos, pues podía ser peligroso el dar a conocer que se hallaban en ese lugar. Aun con todo lo que estaba pasando, la ojiazul estaba dispuesta a pasar un buen rato con el rubio. La pareja caminaba por la arena, disfrutando del sol y la brisa playera que los envolvía. A pesar de que el mes de septiembre comenzaba, el ambiente aun daba paso al calor y la necesidad de estar dentro del mar.

Pronto encontraron un lugar donde sentarse y se mantuvieron ahí por un tiempo, admirando el sitio, así como disfrutando del sonido de las olas. Steve miraba fijamente a la pelinegra, la cual estaba recostada en aquella tumbona al lado suyo. Podía notar su tranquilidad, como siempre pasaba cuando estaba rodeada por el agua. Después de tanto sufrimiento y pérdidas, el capitán podía disfrutar de ver su sonrisa y su paz, cosa que lo hacía sentir más que pleno.

-Hay que entrar al agua-dijo de pronto la joven, sorprendiendo al capitán.

-Está bien-respondió él, poniéndose de pie.

Steve no pensaba negarle nada a la pelinegra, si con ello estaría mejor. Ambos caminaron hasta la orilla, para después adentrarse un poco más al agua. Gaia suspiró ligeramente al sentir el agua rodeándola, y como siempre sucedía cuando entraba en contacto con el mar, este se tranquilizó casi por completo. Todos los que se encontraban en aquella playa podían mirar lo que se encontraba en sus pies, gracias a que la fuerte marea se había calmado. El capitán aun no podía entender aquel festejo amistoso que se sentía cuando Gaia estaba en contacto con el mar, pero siempre le resultaba algo digno de sentir.

Mystic: Angel FallWhere stories live. Discover now