Capítulo 21 | Consecuencias

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Me sumí en un reproche tan grande porque personalmente no me merecía la humillación, probablemente los golpes por haber sido tan descuidada dejándome marcar de esa manera de él, no debí. Por lo menos si estoy faltando a mis principios teniendo sexo con alguien antes del matrimonio como tanto me lo recomendaba mamá cuando aún estaba viva tan siquiera tenía que haber sido más lista, y es que iba a saber yo que en plena madrugada iba a salir con la noticia del tiroteo. Las marcas de sus dedos se habrían borrado para la noche siguiente a la que me tomo de una manera tan salvaje que tengo que tragar saliva e ir a lavarme la cara con agua fría para no excitarme recordando lo que me ha hecho.

El agua no me sirve para nada porque mi mente recuerda el ultimo día que lo vi y lo veo completamente eufórico entre mis piernas lamiendo ahí abajo como si de su dulce favorito se tratase ¡Diablos no! agh, una punzada en mi zona intima me hace tensárme poniéndome de mal humor porque la vengo sintiendo desde las dos horas después que salí de su casa hace una semana y lo peor es que ni tocándome se van las ganas ni tampoco llego al punto que necesito. De pronto ya no son suficientes mis dedos y la boca se me hace agua recordándolo una vez mas arriba de mí masturbándose como un poseso dándome una espectacular vista de su falo bien dotado con las venas bien remarcadas, su hermoso y perfecto rostro en una expresión de placer cuando se vino encima de mí. 

Paso mis manos por mi abdomen y luego por mis tetas, por esos mismos lugares en los cuales su líquido caliente reposó hasta que él mismo me limpió luego de follarme como se le dió la gana, como un verdadero dios en el sexo. 

«Que rico»

No paro de pensar en su lengua, es que hasta parezco una loca desquiciada fantaseando con ella y su piercing, recuerdo sus besos, la habilidad y la forma de besarme la boca, esa misma que me derrite en un segundo y que no podía distinguir que era ese toque que él le ponía, y ahí fue confirmada con el sexo oral que me hizo, confirmo que ese es el toque diferente que él tiene en comparación con los demás, con Wyatt. Hanniel te besa la boca con la misma brusquedad y pasión que cuando está entre tus piernas provocándote placer llevándote al mismísimo cielo o infierno, dándote el privilegio de tener un orgasmo tan intenso como el que yo tuve. Uno que al principio creí que eran ganas de ir a hacer pipí pero que no fui capaz de pararlo, no me creo que me haya provocado eso tan inexplicable solo con su boca y dedos. 

—¡Collet apurate! —me exige Ivonne y me obligo a salir del cuarto de baño.

El sexo es lo único que me hace olvidar lo que ocurre y como quisiera que no fuera así, aunque sé que lo que me hace olvidar es nada mas él, su presencia y sus ojos y todo completamente de su ser, no siendo solo el sexo. 

El miedo vuelve a mí al ver bajar las gradas a Marlen con la misma cara que tiene desde que descubrió que ya no soy virgen. 

—¿Ya? ¿Lista? —inquiere Ivonne logrando un atisbo de sonrisa en la hermana de papá.

—Vamos —indica subiendo a su camioneta en la que no pienso subir ni de loca con Sayda de copiloto. 

—Yo me voy contigo —le pido en un susurro a mi mejor amiga quien solo me escucha disimulando.

Se va a la camioneta y saber que le dice a Marlen convenciendo que me deje ir con ella.

—¿No me vas a decir que ha ocurrido? —me dice cuando ya vamos en su auto. 

Miro por la ventana dándole así mi respuesta. No sabe ni ella ni nadie mas lo que ocurrió, no pienso contarlo porque no me gusta ventilar mi intimida  y no es porque no confíe en las personas, solo es que no me gusta. Ivonne no sabe de Hanniel ni mucho menos que ya he tenido mi primera vez, ella vino hace una semana nomás supo lo que ocurrió, se ha estado quedando con su abuela que vive al lado de mi casa. Ivonne es todo lo bueno que tengo en la vida, la quiero mucho pero me arden los ojos con recordar que en unas horas se irá de vuelta a su ciudad porque debe seguir estudiando. 

Hacia lo Prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora