Capítulo once

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Una lágrima cayó.

Hyunsuk era el sostén de su pequeña familia, no había hecho nada malo para ser despedido, apenas era un joven con un poco de experiencia pero muchas ganas de contribuir con dinero. Sus manos temblaban, su mente estaba en blanco y solo quería llorar como un niño pequeño.

Otra lágrima.

Su rostro estaba completamente húmedo luego de unos minutos. Temía no poder pagar nada, que su pequeño Yeonjun le fuera arrebatado de sus manos. Tenía miedo. Era un adolescente que cargaba con el mundo en sus manos. 

Miles de recuerdos vinieron a su mente, como cada vez que pasaba una gran crisis y estos solo vienen a atormentarlo. Eran recuerdos de su niñez, y de cómo sus padres decidieron abandonarlo a él y a un pequeño Yeonjunnie.

Ellos eran demasiado jóvenes para formar una familia. Pensaban que lo suyo era un amor verdadero a pesar de lo inexpertos que eran, al tal grado, que en un "descuido" a los diecisiete años nació Hyunsuk.

Un tiempo después, Yeonjun llegó. Con el tiempo empezaron las discusiones, las amenazas, los gritos en plena madrugada. El ámbito doméstico era un asco, afortunadamente Nona siempre estuvo allí.

El primero en irse fue el padre de Hyunsuk. Dejó el país, con la excusa de que había encontrado un nuevo trabajo, lo cual era mentira. Se marchó dejando a dos niños y una madre sola.

Su madre fue la siguiente. De un dia para otro, desapareció. Nona, con el corazón en la boca por la desaparición de su hija, la buscó sin parar. Dos meses después encontró que su primogénita estaba viviendo su vida en América, donde encontró un guapo empresario que satisface todas sus necesidades.

Nona los crió de allí en más, pero el recuerdo de sus padres peleando,  tirando cosas y gritando aún estaba vivo en su mente. Hyunsuk lloraba por las noches, tenia pesadillas constantemente, se sentía frágil, y no fue hasta que su abuela juntó un poco de dinero para que pueda ir a un especialista que mejoró.

Hyunsuk sufría de un trauma infantil por abandono, el cual con el tiempo pudo recuperarse. Y aunque en la actualidad esté mucho mejor, a veces los restos de su trauma lo atormentaban, sobretodo cuando pasaba una crisis como esta.

El peliazul se sentó en el piso intentando calmarse, respirando profundamente y llenando su cabeza con otras cosas. Se puso a pensar en su hermano, quien estuvo con él a pesar de todas las dificultades, y en su abuela, que lo cuidaba como si fuera su propio hijo.

A pesar de que sentía que el mundo se caía, a pesar de los nervios, lo logró.

Se tranquilizó luego de unos largos minutos.

Tomó su celular y marcó un número. No tardó más de veinte segundos en ser respondido.

—Hmm, ¿Suk?

—Hola tae, necesito pedirte un favor

[...]

Jihoon no podía estar peor. Apenas cruzó las puertas de la escuelo, todos los ojos se posaron en él. Quizás fue algo un poco precipitado lo que hizo con Hyunsuk el dia anterior fuera de la escuela, no lo iba a negar, pero todos esos rumores y miradas lascivas que recibía cada vez que caminaba por los pasillos lo estaban volviendo loco.

Apenas divisó a Junkyu camino rápido, casi corriendo, hasta él. Kim estaba guardando algunas cosas en su casillero, Jihoon pudo distinguir una foto de él y Mashiho pegada en la puerta.

 —¿Difícil, verdad?

—Ya te has enterado—Jihoon recostó su espalda con el casillero de al lado.—Pensé que haciendo eso todos se callaran de una vez

tulipe d'amour ─ sukhoonWhere stories live. Discover now