"Paso 5: Siempre nos volveremos a encontrar" Pt. 2

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Holaaa... Solo quería decirles que por favor vayan a ver el video que Ohm bebé subió a su canal, se lo dejo para que lo vean y disfruten.

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A la mañana siguiente nos despertamos antes que los demás. La fuerza de la tormenta no había disminuido, pero la lluvia y el viento eran cálidos y embriagadores. 

Nos vestimos con camisetas y trajes de baño, y salimos. La playa estaba desierta y la lluvia había borrado las huellas de los pies. La marea había arrastrado troncos y algas; las olas, enormes, se aproximaban con un rumor sordo y, cuando rompían, provocaban impresionantes estallidos de espuma.

Empapados por la lluvia, corrimos junto a la orilla en dirección este. La niebla empezaba a dispersarse sobre nuestras cabezas y las gotas de lluvia nos cegaban al azotarnos la cara. A veces, las ráfagas de viento eran tan fuertes que nos hacían perder el equilibrio, pero seguíamos corriendo entre risas. Nos alejamos unos cinco kilómetros por la orilla, hasta un lugar en el que no había casas. El viento mecía la vegetación de las dunas y la lluvia la hacía brillar.

Nos detuvimos allí y Fluke se acercó a mí.

Su cabello se le  pegaba a la cabeza y al cuello, y las gafas, empañadas, le dificultaban la visión. Se reía, mientras la lluvia se deslizaba por sus muslos. La camiseta, mojada, le marcaba todos los huesos y todos los músculos del pecho.

Me agarró por un hombro, yo me aferré a sus caderas y lo obligué a acercarse más a mí.

—Eres el pollito mojado más sexy que he visto en mi vida —le dije.

Nos besamos bajo una cortina de agua y descubrimos en nuestras bocas el sabor de la lluvia. Le bajé el traje de baño hasta los muslos y Fluke empezó a reír de nuevo.

—¿Crees que habrá fotógrafos merodeando por ahí, entre las dunas?

—Aunque consigan hacernos fotos con toda esta lluvia —dije—, ¿a quién crees que se las van a vender?.

Dejamos la ropa sobre la arena mojada y nos tumbamos sobre ella, para no llenarnos de arena. Su cuerpo flexible se retorció bajo el mío y me impresionó el calor que despedía, en contraste con la lluvia helada.

Apoyado en las manos y las rodillas, cubrí su cuerpo con el mío y lo penetré. 

No podía moverse, pero allí estaba seguro, mientras yo recibía toda la lluvia en la espalda. Me abrí paso entre el vello de sus nalgas y observé su expresión. 

Tenía los ojos cerrados, para evitar la lluvia. Se le marcaban los tendones del cuello y, al mover la cabeza de un lado para otro en un charco, la arena se le pegaba al pelo.

Quería que notara dentro de su cuerpo, hasta llegarle al corazón, aquel estallido abrasador. 

El ruido de las olas era ensordecedor y no pude oír sus gemidos.

Luego me obligó a tumbarme de espaldas, para llevar a cabo su dulce venganza.

Sentado a horcajadas sobre mi pecho, sonrió con cierto orgullo y se la sacudió sobre mi cara. Aquella imagen de Fluke permanece imborrable en mi recuerdo: tenía las rodillas separadas y el cabello lleno de arena. Las gotas de lluvia resbalaban por su cuerpo y, tras él, las olas blancas rompían furiosamente al llegar a la orilla.

Apenas noté en la cara las cálidas salpicaduras de su semen, puesto que la lluvia las borró de inmediato.

Ya casi habíamos terminado cuando una ola monstruosa, que se adentró en la playa mucho más que las otras, nos mandó una lluvia de espuma. Nos agarró por sorpresa y, un segundo después, estábamos empapados, medio congelados, cubiertos de espuma y rebozados de arena. Al retirarse, la ola casi nos arrastró hasta la orilla.

El corredor de fondo (adaptación OhmFluke) -Libro 1-Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora