♡veinticinco.

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Los saltitos del pequeño perrito le hacían sonreír muy feliz, lo veía con una sonrisa como se elevaba en sus patitas tratando de conseguir su atención. Jimin le hizo una seña para que sea lo mas silencioso posible, así Jungkook no sabría que ya había llegado, hablaba y le hacía señas a Gureum como si fuera a entenderle.

Dejó las bolsas que trajo consigo en el mesón de la cocina, se deshizo del abrigo y los guantes que llevaba para así buscar sus pantuflas para así poder ponérselas. Estaban justo al lado de las pantuflas de Jungkook, las de su novio eran de un conejito rosado y las de el de un pollito amarillo. Siempre que los veía juntos no podía hacer más que derramar miel.

Busco a Jungkook en las habitaciones, en la sala y en los baños, el último lugar en el que podía estar era en el balcón, fue con pasos silenciosos hasta el lugar, vio las puertas de vidrio del balcón abiertas y sintió el aire nocturno entrando, visualizo desde su lugar la espalda de Jungkook.

Prevenía ser lo suficientemente sigiloso, dando pasos suaves y largos.

Cuando estuvo cerca de su novio saltó a su espalda cual koala, soltando pequeñas risillas y posando su rostro en el hombro de Jungkook.

La acción de Jimin le tomó desprevenido, salto en su lugar porque creía que estaba solo, pero tan rápido como vino aquel susto así de rápido se fue, en su lugar fue reemplazado por la alegría, la alegría de tener a Jimin a su lado, quitándole el peso del estrés que tenia.

Había sido una semana dura, tratando de batallar una pelea que no tenía chance alguno de ganar, aumentado la carga en su espalda, jorobándolo aún más.

Pero tener a Jimin a su lado hacía todo más fácil, más ligero.

—¿Me extrañaste?—Canturreo Jimin, dándole un ligero beso a la mejilla de Jungkook.

Justo en la cicatriz que tenía.

—Mucho.—Sonrió.

—Hm, yo también.—Abrazo más a Jungkook, quería sentir que podría hacer durar el momento mucho tiempo.

—Puedo notarlo.—Susurro Jungkook acariciando la mejilla de Jimin con su nariz.

Sacándole una suave risilla, llenando su estómago con mariposas.

—¿Por qué estás fumando, Kookie? ¿Pasó algo?—Preguntó con un tono de preocupación.

Ya que sabía muy bien que Jungkook fumaba cuando estaba muy estresado, era su mala forma de manejar el estrés.

—Uhm, no pude convencerlos.

—Oh...

Jungkook se había enterado por su agente que su empresa iba a ponerle a alguien para que finja ser su novia, no les gustaba los artículos que iban creciendo y creciendo sobre su relación con Jimin, no querían dar ni un paso malo con su mina de oro.

Cuando se enteró trato y trato de que no lo hicieran, él no fingiría amar a alguien cuando su corazón ya tenía nombre y dueño. Pero Jungkook era débil.

Como su padre siempre solía decirle; Jungkook era un cobarde, un maldito bastardo cobarde.

Por eso no pudo ganar esa batalla, no pudo alzar la voz o levantar la cabeza. Fue una batalla perdida.

—Bueno, finjamos que eso no pasa, porque todo va a estar bien, Kookie.—Dijo Jimin, dándole consuelo y batalla a todas esas voces que le gritaban a Jungkook.

—Ya no hablemos de eso.—Dijo.—Mejor cuéntame como te fue con tus padres.

—Oh, me fue muy bien.—Sonrió.—Estuvimos desempolvando unos libros y les ayude a elegir cosas para su venta de garaje. También reserve algunas cosas para la casa que vamos a comprar.

" 1997 „ ┊ kookmin au ᵕ̈Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz