veintidós.

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jungkook.

Agitaba su cabeza suavemente al ritmo de la música, cantaba cada letra y fingía tocar una guitarra, sintiendo la música en su piel mientras limpiaba las hornillas de la cocina.

Eran buenos días, sorprendentemente eran buenos días. Se encontraba con un ánimo inigualable, podía incluso salir a correr.

La música estaba tan fuerte que no escucho cuando su hermana mayor entró a la cocina. Nayeon sonreía mientras veía como Jungkook empezaba a bailar fingiendo tocar una guitarra, siempre había sido alguien muy apegado con la música, un músico innato, desde que era un niño pequeño.

—Esa siempre ha sido tu canción favorita, siempre has sido un melancólico.—Dijo poniéndose a su lado.

Logrando que con su presencia Jungkook salte en su lugar y tire la esponja al suelo, riendo por el susto miró a su hermana.

—Deja de hacerte la misteriosa, me asustaste.—Regaño agitado.

—Sí, tú eres el señor misterio.—Rió.

—Así me dicen.—Sonrió mientras seguía tallando.

Hace horas atrás habían hecho papas fritas y el aceite había ensuciado todo. Nayeon lo miraba con una sonrisa cálida, estando feliz por ver a su hermano siendo activo en algo.

Después de tanto tiempo, después de ver el basurero en el que vivía Jungkook, le hacía feliz verlo limpiando y cuidando de su entorno, como antes.

—Deja de mirarme como una maniaca.

—¿Maniaca?

—Me miras sonriendo ¿Me quieres asesinar acaso?

—Solo estoy feliz.

—¿Por...?

—Estás limpiando.

—Esa es una forma sutil de llamarme vago.—Sonrió.

—No eres un vago...

—Solo estoy deprimido.—Guiño el ojo.—Lo dejaría a la agencia que contrataron para limpiar mi chiquero pero siento que me juzgan.

—¿Por eso ese día te pusiste a limpiar horas antes de que llegaran?–Rió, recordando como un Jungkook mareado estaba recogiendo y barriendo todo.

—Sí, siento que hablan entre ellos y juzgan la suciedad de todos. No necesito que alguien más juzgue mi chiquero.—Rió.

Nayeon asintió riendo.

Jungkook no lo admitiría en voz alta porque le estaría dando mérito y cuerda a sus hermanas, pero le hacía bien estar con ellas. Tener compañía hacía que los fantasmas le dejaran en paz porque se mantenía distraído hablando con ellas o siendo regañado por ellas—por Nayeon, siendo específicos—podría acostumbrarse a su compañía.

—Hey...—Llamó Nayeon.

—¿Mhm?

—¿Hace cuanto fue la última vez que bebiste?

—La última vez fue cuando llegaron ustedes, sin avisar.

—¿¡Enserio!?–Sonrió emocionada.

—Sip.

Nayeon lo abrazo, eran dos semanas en las que Jungkook se mantenía sobrio.

Era el récord más grande que había tenido con sus adicciones, casi siempre duraba solo un par de días, nunca llegaba a la semana.

Estar distraído le mantenía alejado del alcohol y de las drogas.

—Pasó por paso ¿No?—Sonrió Jungkook.

" 1997 „ ┊ kookmin au ᵕ̈Where stories live. Discover now