Remember Me ©

CAPÍTULO 12:

Capítulo 12: No puedo aguantar más.

Emma.

—¡Feliz año nuevo! —grita Les para luego correr para abrazar a mis padres y luego a mí.

—Por un año lleno de prosperidad y sueños cumplidos —habla mi padre mientras alza una copa y mi mamá la suena. Lesley hace lo mismo y luego todos me miran esperando que haga lo mismo. Al final tomo la mía y la sueno contra las otras tres.

Veo como el teléfono de Lesley se alumbra al recibir una llamada y es entonces cuando recuerdo que debo de llamar a Alex.

Lo llamo pero no me contesta, seguro debe estar con su mamá así que no insisto más, sé que en cuanto vea la llamada perdida, me llamará.

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Max.

—¡Mamá, por favor, que no soy un crío! —me quejo al sentir como sus labios se estampan en mis cachetes consecutivamente.

—¿Cómo qué no? Si sólo tienes diecisiete años —La miro de reojo y escucho a Isaac reír y luego lo veo acercarse a mí.

—Feliz año nuevo, Max —Me abraza.

—Feliz año nuevo a ti también —Le correspondo el abrazo.

—Pero miren que lindos se ven. Esperen que les tomaré una foto —dice Karen.

Al darse la vuelta llama a la empleada doméstica:

—Dayanna, pídele a mi hijo que baje, por favor.

Esta asiente y se va en busca del chico. A los pocos minutos baja vestido de traje, se quitó el piercing de la nariz y su cabello está perfectamente peinado.

—Feliz año nuevo, mamá —Abraza a su madre.

—Para ti también, Isaac —Lo abraza.

Camina hacia mí y se queda justo enfrente para asentir con la cabeza en modo saludo.

—Feliz año nuevo, Max.

—Igualmente —respondo de mala gana.

—¡Dayanna, acércate y tomános una foto!

La empleada se acerca con la cámara y espera que nos posicionemos.

—Miren que linda quedó, la mandaré a poner en un cuadro —comenta Karen antes de marcharse entusiasmada con la fotografía. 

Termino de comer algunos chocolates que habían sobre la mesa y me dispongo a subir al segundo piso. Al pasar por la oficina de Karen me detengo al verla ahí, sentada. Entro y cierro la puerta detrás de mí haciéndo que me mire rápidamente y me dé una dulce sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto.

—Pensando.

—¿En qué?

—En como empezar esta conversación contigo —dice tras un suspiro.

Me siento delante de ella —¿Qué pasa? —vuelvo a susurrar para luego mirarle a los ojos.

—¿Cómo estuviste ese día, Max? —Me quedo en silencio —Siempre quieres estar solo y no hablar con nadie, pero siempre estoy yo detrás de la puerta de tu habitación por si algún día decides pasar ese día conmigo.

—Este año no estuviste —hablo con frialdad.

—Pero dejé a tu hermano a cargo —Río.

—Estámos solos, Karen. No tienes que seguir fingiendo que somos una familia.