Él asintió, sonriéndome, "Jugaste realmente bien, L-Luca." Me dijo, mordiéndose el labio.

Sonreí con orgullo. Su tartamudeo había ido desapareciendo lentamente con el tiempo que pasabamos juntos. Sabía que nunca desaparecería por completo, pero me tranquilizaba saber que se estaba evaporando cada vez más. "Gracias. Me alegra que estés aquí."

"Entonces, ¿T-tienes una fiesta o algo esta n-noche?"

Sacudí la cabeza, "No, mi mamá no me deja salir. Rosa se va al aeropuerto como en una hora y por alguna razón eso significa que tengo que quedarme en casa esta noche." Rodé los ojos. "Oye, ¿Quieres venir?"

Sus cejas se alzaron sorpresa, "¿y-yo quier...?" Miró hacia sus zapatos, pateando una bola de barro en el campo, "S-si eso está bien." Él estuvo de acuerdo.

Traté de ocultar mi sonrisa, renuente a hacerle saber lo desesperado que estaba por pasar tiempo con él, "Veeme en mi jeep, creo que lo aparqué cerca de la cerca." Le dije. "Sólo necesito ducharme y cambiarme rápidamente."

Él asintió y me alejé, desesperado por no hacerlo esperar demasiado tiempo. Me duché a la velocidad de un rayo, sabiendo que probablemente me había dejado algo de shampoo en el cabello. Me puse mi muda de ropa rápidamente, respondiendo a las miradas curiosas de Phoenix con la excusa de que mi mamá quería que me diéra prisa. Entonces grité otro "¡Buen trabajo, muchachos!", le deseé a Phoenix un buen rato en la fiesta y me fui.

Yo estaba rebotando por la adrenalina post-juego mientras conduje a casa, divagando sobre los diferentes jugadores y pases difíciles. Sabía que Theodore no tenía ni idea de lo que estaba hablando, pero era lo suficientemente dulce como para dejarme hablar sin interrupción. Mis dedos temblaban alrededor del volante mientras él se reía, su risa angelical ardiendo dentro de mí. Luché contra el impulso de parar el auto y lanzar mis labios a los suyos, arrancarle su ropa y tomarlo justo ahí mismo.

Tan pronto como llegamos a mi casa, abrí la puerta del coche y me esforcé para salir. Estar en un espacio confinado con Theodore no era una buena idea. Estar solo con él no era una buena idea. Mirarlo durante demasiado tiempo no era una buena idea. Y sin embargo, quería hacer todas esas cosas a la vez.

Le presenté a mi familia a Theodore y todos ellos intercambiaron corteses holas y cortos asentimientos con la cabeza. Me dijeron lo bien que había jugado mientras el reloj hacía tictac en la esquina. Y era hora de que Rosa se fuera. Mis padres llevaron sus maletas al coche y Vera y yo le dijimos lo genial que fue verla. Compartimos un largo y apretado abrazo y luego ella se fue. Y solté un fuerte suspiro de alivio, agarrando la mano de Theodore y arrastrándolo escaleras arriba.

Él admiraba mi habitación, mirando las paredes oscuras y la cama desordenada y sin componer, frente al televisor de pantalla plana en la pared. Examinó cuidadosamente los marcos de fotos, los de mi familia, mis amigos, holanda, navidades pasadas y tías que ni recordaba. "M-me gusta tu habitación." Me dijo en voz baja, sentado al final de la cama.

Me senté a su lado, probablemente más cerca de lo necesario. "Es un poco desastrosa."

"Igual me gusta." Dijo justo cuando Bugsy entró corriendo en la habitación, saltando a mi cama para lamernos con entusiasmo. Theodore se rió, rascándo las orejas de Bugsy mientras mi perro se relajaba, haciendo ruiditos mientras se acurrucaba en el pecho de Theodore. "R-rascarle las orejas a los perros los estimula naturalmente." Me dijo, sonriendole al Labrador ahora acurrucado en su regazo.

"¿En serio?"

"Sí, l-libera endorfinas, poniéndolos en un estado feliz o relajado."

"Ah." Comenté mientras Theodore seguía jugando con las orejas de Bugsy, los ojos del perro se cerraban gozandolo. "Eres muy inteligente."

Se sonrojó, "No realmente."

"Theo... ¿Has estado alguna vez con un chico?

Sus labios se separaron en shock tanto por llamarlo Theo como por mi intrusiva pregunta. "Uh...um..."

"Lo siento." Intervine rápidamente. "Lo siento, eso fue...Esa fue una pregunta realmente estúpida de hacer" me reí suavemente.

"Está bien." Él sonrió. "Y n-no." Él tragó en seco. "N-no, yo no he estado con un chico"

Y entonces lo perdí.

Lo agarré por la nuca, jalandolo hacia mí hasta que nuestros labios se estrellaron. Bugsy saltó mientras Theodore trataba de hablar en sorpresa, con los ojos bien abiertos. Antes de que pudiera siquiera saborear sus suaves labios, lo alejé, mirándolo fijamente. "Y-yo no...No sé por qué hice eso." Susurré.

Él me miró, con los dedos tocando sus labios con curiosidad, y los ojos fijos en los míos. No podía leer su expresión en blanco, no podía decir si me odiaba.
Él puso una mano sobre mi hombro ligeramente, sacándome de mi confuso estado mental. Él cuidadosamente pasó sus dedos a lo largo de mi hombro, subiendo por mi cuello mientras apoyaba su mano en mi mejilla caliente, la sensación enviando hormigueos que se disparaban por mi columna vertebral. Tragué saliva anticipadamente cuando él se inclinó hacia delante, apretando suavemente sus labios contra los míos.

Era gentil y cuidadoso, todo lo contrario a mi beso rudo e imprevisto. Era como si él quisiera atesorar el momento, todo sobre el momento. Saboreé la sensación de sus labios sobre los míos, él era cálido y sabía a menta. Estaba preocupado de asustarlo, así que me moví lento, en el camino envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo jalé más cerca, empezando a mover mis labios ligeramente.

Él dejó salir un ligero y dulce gemido de aprobación, bombardeandome con confianza mientras lo empujaba hacia atrás, a la cama, flotando sobre él mientras el beso se profundizaba. Tenía experiencia, sabía exactamente cómo hacer que Theodore se sintiera bien. Mordisqueé ligeramente su labio inferior, haciéndole jadear mientras deslizaba mi lengua en su boca. No hubo lucha por el dominio como lo había con Sam. Sólo me dejó tomar el control, explorando su cálida boca con mi lengua. Y wow, esto se sentía jodidamente increíble.

Él me jalaba hacia abajo, sus brazos alrededor de mi cuello, retorciendo mechones de mi pelo entre sus dedos mientras que yo pasaba mis manos por sus costados, desesperado por quitarle el sueter y atacar su pecho con besos. Pero sabia que podría estar llevándo esto un poco lejos. Él estaba gimiendo suavemente, el sonido me hacía querer más. Necesitar más.

Una vez que ambos nos quedamos sin aliento, retrocedí, jadeando mientras lo miraba. Su cara estaba roja, sus labios hinchados, su cabello un desastre.

¿Qué mierda acaba de pasar?

El Chico Holandés [BxB]Kde žijí příběhy. Začni objevovat