T R E C E

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Todo el estadio estaba en completo silencio, Tú podrías oír un alfiler caer. Mis dedos se doblaban en puños a los costados, mis ojos se estrechaban enfocando. Todos estábamos alineados, como soldados que se dirigen a la batalla, vestidos con orgullo en nuestro uniforme de fútbol verde, nuestros tacos cavando en el suelo blando.

Y entonces sonó el silbato.

Todos saltaron a la acción, como si presionaran play en una película de acción pausada. El estadio estalló en gritos de aliento y abucheos. Yo corrí hacia adelante, alcanzando al jugador del otro equipo que había tomado la pelota como rehén. Intenté robarle el balón, pero él fue demasia rápido, lanzándosela a su compañero. No fui tras él, sólo bloqueé al jugador actual, asegurándome de que no pudiera recibir la pelota de nuevo.

El juego continuó casi de la misma manera, poniendo presión sobre los jugadores para que estropearan sus pases. Para el medio tiempo, Phoenix nos había anotado un punto y el otro equipo todavía estaba atascado en cero. Todos corrimos hacia las bancas una vez que sonó el silbato, poniendo nuestras cabezas juntas mientras el entrenador nos daba instrucciones para el segundo medio tiempo.

Todos asentimos con la cabeza en entendimiento, desviandonos hacia nuestro lado de la cancha para tomar nuestra agua y descansar rápidamente. Felicité a Phoenix por su gol mientras derramaba agua en su espalda, una fina capa de sudor brillando en su frente.

Sonrió con orgullo y me dio unas palmadas en la espalda, "cuento contigo durante el segundo medio tiempo, Bakker." Él guiñó el ojo. "¿Rosa está aquí?"

"¿Por qué?" Le pregunté con curiosidad, apoyándome en la cerca de maya de alambre mientras lo observaba limpiar el sudor de la parte posterior de su cuello.

Se encogió de hombros, "Sólo preguntó."

Volteé los ojos, "Buenoo. Bueno, no te hagas ideas, ella se va esta noche ".

"Maldita sea. Bueno, al menos todavía queda Sam."

Me burlé en alto, "Sí, como si ella lo viera así."

"¡Muy bien, muchachos! ¡Vayan y ganen!" El entrenador gritó emocionado, obteniendo a cambio aullidos de aprobación entusiastas.

Estaba trotando, corriendo. La bola rodaba ante mis pies mientras yo controlaba cada uno de sus movimientos. Mis orbes se agitaron para concentrarse en la meta por delante. Tendría que ser rápido y preciso para ganar esto. Le eché un vistazo rápido a los jugadores que me rodeaban, casi alcanzandome mientras se acercaban a mi alrededor. Me preparé para una fuerte patada.

Tropecé con mis pies, mi cara plantandose en el pasto húmedo y tierra empapada mientras todos seguían corriendo, barriendo la pelota junto con ellos. Tropecé al levantarme, mi cuerpo temblaba, mis piernas se tambaleaban. Afortunadamente, mi suerte creció a medida que el juego avanzaba y de hecho me las arreglé para anotar un gol antes de que finalizara el partido.

La puntuación fue de tres-dos a nuestro favor. Todo el equipo se alegró, compartiendo un fuerte abrazo grupal cuando la gente comenzó a amontonarse en el campo para felicitarnos. Mis amigos todos se amontonaron alrededor de mi y  Phoenix, gritando insultos juguetones y dándonos palmaditas en la espalda. Daya mantuvo un ojo atento y curioso sobre mí. Ella me había estado mirando extrañamente desde que Rosa le contó sobre lo del incendio, me hacía sentir incómodo y con comezón, pero yo sabía que Daya podía guardar un secreto. Y si le molestara tanto, ya me habría confrontado.

Logre ver una cabeza de cabellos blancos, acechando en las gradas y rápidamente me separé de mis amigos. Yo había invitado a Theodore la noche anterior, pero no estaba seguro de si vendría. Se mantuvo en el borde de la cancha, inclinándose contra las gradas de metal, acomodandose las gafas en su cara, "Viniste." Sonreí anchamente.

El Chico Holandés [BxB]Where stories live. Discover now