Epílogo

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--------------------------LEER NOTA FINAL POR FAVOR--------------------------

—Sólo necesitará un par de horas para descansar y recuperarse, y podrá irse a casa —le informó Deaton a Stiles varias horas después, mientras él se sentaba en una silla de la veterinaria y suspiraba.

Luego de la ajetreada noche que habían pasado, todos habían vuelto rápidamente a Beacon Hills, ya que Malia se estaba desangrando y al borde de la muerte. Llegaron en las primeras horas de la mañana, muertos del cansancio y con los huesos adoloridos. La mayoría se había ido a dormir a su casa, mientras que Stiles había acompañado a Malia, sintiéndose algo culpable.

No, él no era un rompecorazones y nunca lo sería, necesitaba hablar con la chica suavemente y sin lastimarla. Así que cuando se enteró de que ya estaba consciente, no dudó en entrar a la habitación. Malia se encontraba recostada en una camilla, usando tan solo una bata.

 —¿Cómo te sientes? —le preguntó en voz baja Stiles.

—He estado mejor —respondió Malia encogiéndose de hombros.

—Sí… Escucha. Tenemos que hablar.

—¿De qué? ¿De que la elegiste a Lydia antes que a mí, tu novia? Sí, hablemos de eso —la chica se sentó a duras penas en la camilla y lo miró.

—La amo, Malia. Siempre lo he hecho. Y lo que sienta por ti no cambiará lo que siento por ella. Nunca. Hago esto porque creo que mereces a alguien que te quiera de verdad. Y yo no puedo ser esa persona.

Ella lo miró un segundo, como procesando sus palabras con cuidado. Luego cerró sus manos en dos puños, apretó los dientes y se dio la vuelta, quedando de espaldas a Stiles.

—Entiendo. Lydia. Claro que sí. Solo déjame  sola —él no quiso molestarla más y solo hizo lo que le pidió.

Una vez fuera de la clínica se preguntó adónde ir. Su celular sonó con un mensaje y sonrió al verlo. Iba a tener que acostumbrarse a eso.

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Lydia llegó a su casa a eso de las diez de la mañana y lo primero que hizo fue poner a cargar su teléfono.

Más llamadas perdidas de su mamá y un mensaje avisando que esa semana tenía pilas de trabajo y que se quedaría en la oficina. Lo habitual.

Luego se quitó los tacones, se echó sobre la cama aun vestida y se quedó dormida. Tuvo unos escasos (pero libres de sueños) veinte minutos de siesta, ya que una odiosa melodía comenzó a sonar en su oído.

Se revolvió entre las sábanas y atendió.

—Habla Parrish. Me enteré de que ya habías vuelto de tu viaje, ¿es así?

—Mmm… sí —contestó Lydia entre bostezos y preguntándose quién demonios se lo habría dicho.

—Espero que todo esté bien por allí. En fin, llamaba porque quería cancelar la búsqueda de mi ser sobrenatural, al menos por un tiempo.

La pelirroja se despabiló por la sorpresa.

—¿De veras? Quiero decir, ¿no te interesa saber qué eres y qué poderes tienes?

—Creo que estaré más tranquilo como estoy, y si debo descubrirlo, lo haré. Lo que tiene que suceder sucede siempre, Lydia —susurró Parrish esto último y cortó la llamada.

La chica se quedó mirando un momento la pantalla de su celular y luego decidió invitar a Stiles. Necesitaba verlo, aunque se hubieran despedido solo un par de horas atrás. La respuesta no tardó en llegar.

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Stiles estacionó el jeep en la entrada de la casi mansión de Lydia, respiró hondo y se bajó. Sonrió al ver el rostro sonriente de la joven a través de la ventana.

Un minuto después se encontraba sentado en la cama de la dueña de casa, jugado con una bola de papel arrugado.

—Terminé con Malia —comentó como al pasar sin desviar los ojos de sus manos.

—Oh. ¿Estás bien? —le preguntó buscando su mirada y sentándose a su lado.

—Lo estaré —murmuró con una sonrisa; le apartó un mechón de cabello de la cara.

 —Mis sesiones con Parrish se acabaron —dijo sin darle mucha importancia. Stiles no respondió.

Lydia se arrastró para estar más cerca de él y lo abrazó por detrás.

—Oye… ¿crees que Peter volverá para vengarse? —susurró preocupada en su oído.

—Estoy seguro —respondió el joven—. Pero no nos preocupemos de eso ahora, ¿está bien? Tomémonos un recreo de todo eso.

—Sabes que nunca funciona.

—Pero podemos tratar —él se dio vuelta y obligó a Lydia a acostarse a su lado.

—Está bien. Ahora que lo pienso me siento bastante cansada así que… —se acurrucó contra su hombro y ambos se dejaron caer en los tentadores brazos de Morfeo.

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Una figura golpeada y rasguñada se terminó de levantar del césped seco exitosamente. Tosió un poco de sangre desagradablemente dulce y gruño.

Salió dando tumbos del abandonado jardín donde se encontraba y miró con furia asesina al brillante sol que amenazaba con cegarlo. El pecho le subía y le bajaba fuertemente, empezaba a notar el dolor en los huesos y articulaciones. Maldijo en voz baja.

 —Te lo juro, Scott McCall, esto no termina aquí. Acabaré matándote y obteniendo el poder que merezco. Solo es cuestión de tiempo —murmuró entre dientes Peter antes de dar un paso hacia la ciudad. Hacia su futuro.

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Y ahora si ha llegado el momento de ponerle punto final a este fanfic. Es el primero que escribo y no esperaba que tuviera éxito (o en realidad sí, pero no tan pronto), así que gracias.

Gracias a los que votaron, gracias a los que comentaron y gracias también a esas lectoras fantasmas, porque todas ustedes en total lograron esos numeritos que para algunos serán pocos, pero que para mí significan mucho. Gracias de verdad.

Viendo que ya no queda más por decir con respecto a esta historia, solo les avisaré que en breve subiré una parte a esta novela con los Próximos Estrenos. O sea, las siguientes obras que van a estar disponibles en mi perfil, por si a alguna le gustó mi forma de escribir o solo quiere apoyarme y leerlas. Apreciaría que se pasaran por ellas :3.

Creo que es todo, así que me despido,

-BlueBooks

Soulmates || StydiaWhere stories live. Discover now