—Por supuesto, pero... es decir un paso a la vez ¿Cierto?— Me mira un poco confundida.

Falta mucho para eso, sí quiero un futuro con ella, pero comienzo a sentir un poco de presión, no lo sé, pero no es eso en lo que estoy pensando ahora, tengo otras prioridades. Sé que no lo entenderá, por eso es mejor no decirle nada.

—¿Qué quieres decir con eso?—

—Nada en específico, sólo que nos concentremos en terminar la universidad primero, y luego planeemos nuestro futuro juntos— Es lo lógico.

—Por supuesto— Me dice no muy convencida. Me sonríe de una manera un poco falsa. La conozco y sé que no le gustó para nada lo que acabo de decirle, porque en su cabeza debe estar imaginando que quiero terminar con ella.

—Te amo— Le dejo claro, para que deje de pensar miles de cosas que no son.

Nos cambiamos para ir al almuerzo benéfico, en donde estoy casi seguro de que me encontraré con Celasco y Archivald. Después de lo que le dije a Robert, dudo que quiera seguir hablándome, aunque por otro lado no sé si lo recuerda, ya que las sustancias ya estaban haciendo efecto en él.

Llegamos al club de golf, en donde se está llevando a cabo este almuerzo "benéfico", el cual no se a quien le beneficia más, si a los que de verdad lo necesitan, o a toda esta gente, para poder pavonearse ante la sociedad.

—Te tengo una sorpresa— Me dice Lisa, mientras caminamos hacia el salón principal.

—¿En serio? —Le pregunto con intriga, y ella asiente con la cabeza.

—¡¡¡Santi!!!— Veo a Cristian que se acerca. De inmediato miro a mi novia y le sonrío.

—¡Hermano! ¿Cómo estás?— Nos abrazamos de inmediato.

—Te extrañaba y no me aguante— Me dice en tono burlesco. Eso nos hace reír a todos.

—¡Me alegra mucho verte, amigo!— Le doy un beso a Lisa, porque sé que fue idea suya.

En conversaciones pasadas, le había contado que me sentía solo, y que los extrañaba a todos.

—¡Vinieron!— Es Susanne Hoffman, con su típica cara de estreñida. Me río para mis adentros al verla. Es de las que se encargan de esparcir chismes. Por supuesto Lisa iba a querer venir.

—Te dije que vendríamos, "Santi y yo", hace énfasis en lo último— Susanne nos observa con atención, porque ya está lista para soltar el chisme.

—¿Cómo estás, Susanne? hace mucho no te veía— La saludo.

—Santi querido, es cierto no nos veíamos desde la competencia en donde le ganaste a mi hermano— Me muestra una media sonrisa. Su hermano también practicaba la natación como deporte estricto, es bueno pero siempre queda de segundo en las competencias.

—¡Cristian!— Lo saluda emocionada.

Lisa siempre dijo que Susanne estaba enamorada de él, pero mi amigo nunca le ha dado demasiada importancia. Sinceramente no es una chica muy agraciada, pero su familia tiene mucho poder, y lastimosamente en esta sociedad debes tener mucho poder y dinero o belleza. La inteligencia y la bondad casi siempre quedan relegadas. Lo que por supuesto demuestra las grandes falencias del ser humano.

—Hola, Susanne— Le dice sin mucha importancia, pero ella se le acerca demasiado. Lisa y yo nos miramos con complicidad.

Su abuela se acerca a hacer la típica vuelta de popularidad, nos pregunta sobre nuestros padres y agradece la extensa suma que han donado para su beneficencia.

El arte de vivirWhere stories live. Discover now