✦ᶜᴬᴾᴵᵀᵁᴸᴼ 4✦

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– ¿Qué tal me veo, amor?

– Simplemente perfecta – replicó una Rosé admirando con sus ojos melosos a la chica que le parecía modelar el trabajo hecho sobre su cuerpo –, a veces me siento afortunada de tenerte. Eres tan preciosa.

– Tú tampoco por nada del mundo de quedas atrás, Roseanne – elogió coqueta la pelinegra hacia su novia quien parecía que no podía reaccionar de su ensimismamiento con ella misma – ese vestido rojo te queda perfecto, puede resaltar tus increíbles curvas – La mencionada río bajito tras el comentario de su novia. Se acercó a ella y la abrazó por la cintura, dando suaves caricias a la misma con sus manos y sintiendo lo sedosa que es su piel tan solo bajo ese vestido. Su rostro ascendía hacia el contrario, con la clara intención de compartir un beso que ya deseaba sobre sus dulces labios, pero Jisoo fue más rápida, volteando su cabeza hacia un lateral y el beso propinado por Rosé cayera sobre su mejilla – Bien, es hora de irnos o se nos hará tarde.

Jisoo se separó divertida de la rubia, mientras esta murmuraba quejas incomprensibles.

– Cuando esa dichosa cena de negocios termine, me pagarás esto cuando regresemos – gruño la rubia con un deje de diversión en su voz.

– Claro, claro.

Cuando su chofer las dejaron justo afuera del salón donde anunciaron que la cena se  ejecutaría, estas bajaron para entrar

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Cuando su chofer las dejaron justo afuera del salón donde anunciaron que la cena se ejecutaría, estas bajaron para entrar. Afortunadamente para la pareja, el padre de Jisoo decidió hacer una de sus tantas cenas justo donde su hija se encontraba viajando. Así que prácticamente les ahorro el regreso de nuevo a casa.

– Veo que aún no ha llegado los suficientes de los invitados – comentó la rubia, observando el salón iluminado con decoraciones doradas, mesas vestidas de blanco impecables, como toda una gala.

– Mi padre en ocasiones hace muy pequeñas y privadas las reuniones, seguro y esta es una de esas.

La pareja escogió una de las tantas mesas para tomar asiento. Se sonrieron mutuamente por un par de segundos antes de volver su mirada al público.

– ¡Oh! ¡Hija, mía! – las féminas voltearon enseguida en que escucharon aquella voz familiar – ¡Estas aquí!

– Hola, padre.

Jisoo fue recibida inmediatamente en un abrazo bien ejercido por su ya anciano padre, quien venía completamente elegante portando un esmoquin como cualquier otro jefe de varias empresas a su poder.

– Oh, Roseanne – la mencionada lo miró severa una vez que el Señor Min se percató de su presencia, mencionándola con indiferencia, pero inmediatamente Rosé remplazo su severidad por una sonrisa falsa –, también estás aquí.

SEDUCIDA | j.sWhere stories live. Discover now