Capítulo 07.

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Definitivamente, estaba perdida. El instituto Halensy era un maldito laberinto. Había pasado, como mínimo, cuatro veces por la misma puerta con una etiqueta de prohibido el paso en ella. Llevaba diez minutos buscando el aula de biología, pero al haber tres edificios, no sabía a cual dirigirme.

El timbre estaba a punto de sonar, y cuando eso sucediera, yo ya debería de haber encontrado el aula. Visualicé a un par de chicas al lado de sus taquillas, con un libro de biología en las manos.

Me acerqué hacia ellas a la vez que rezaba para que me dijeran por donde debía ir.

―Hola ―sonreí, saludándolas―. ¿Sabéis dónde está el aula de biología? Soy nueva y estoy bastante perdida por aquí...

―Lo siento, no podemos ayudarte ―dijo la morena, cerrando la puerta de a taquilla con un fuerte y seco golpe―. Tenemos prisa. ¿Verdad, Gwen?

La otra chica, Gwen, miró a la morena, frunciendo el ceño y negando con la cabeza.

―No seas así, Sally, no conoce nada.

Sally rodó los ojos y se alejó de su amiga y también de mí, yendo a Dios sabe donde.

―Lo siento, yo no quería molestar.

―Tranquila, es así con todo el mundo. Parece que sólo viva para ella misma, estoy harta de ella. Hay un punto en el que se vuelve insoportable ―Gwen soltó una pequeña carcajada a la vez que cerraba su taquilla con mucha menos fuerza que su amiga―. Por cierto, soy Gwen Robbins. ¿Y tú?

―Lexie, Lexie Dellinger ―le lancé una sonrisa y acto seguido ella me agarró del brazo.

―Vamos, te acompaño a tu clase.

Le di las gracias y nos encaminamos hacia el aula que tanto tiempo me llevó encontrarla. Estaba en otro edificio, en el último que habría mirado.

Gwen era una chica guapísima con una preciosa melena oscura cayendo por su espalda. Pero, a demás de eso, había sido muy amable conmigo. En cambio Sally no lo había sido. ¿Siempre era así con todo el mundo?

El timbre sonó y los pasillos se quedaron vacíos, si ninguna persona en ellos. Perfecto, iba a llegar tarde el primer día.

Cuando llegamos al pasillo donde estaba mi aula, Gwen se despidió de mí con un par de besos en la mejilla y un abrazo, diciéndome que la esperara aquí y que ella me acompañaría a la siguiente clase. Acepté su proposición de ser mi guía durante todo el día, si no, lo más probable es que me perdiera de nuevo por los pasillos.

Toqué un par de veces a la puerta, golpeando mis nudillos contra ella. Acto seguido abrí la puerta, notando como mis mejillas ardían.

―¿Puedo pasar?

Al momento noté cientos de ojos clavados en mí, estudiándome de arriba abajo.

―Claro, entra ―un hombre no muy mayor me dejó pasar, acercándose a mí y cerrando la puerta―. ¿Y tú eres...?

―Lexie Dellinger, soy nueva aquí.

El hombre asintió, alzando las cejas como si le acabase de recordar algo. Tenía la mirada clavada en él; no quería, o mejor dicho no me atrevía, a mirar a alguna persona que hubiera en aquella habitación.

―Chicos ―dijo el hombre, dirigiéndose a todos los alumnos―, ella es Lexie, es nueva en el centro y espero que seáis amables con ella. Lexie ―ésta vez se dirigió a mí―, bienvenida. Yo soy Leo Naubey, tu profesor de biología.

―Un gusto, señor Naubey ―le sonríe y por primera vez en los minutos que estaba allí dentro, miré hacia el resto de la clase.

Intenté mirar a cada uno de ellos durante un par de segundos. No conocía a nadie, todos eran rostros desconocidos para mí. Todos, hasta que vi uno que se me hacían ralamente conocido.

Blackmailer ➳ j.bWhere stories live. Discover now