CAPÍTULO XXIV: ¿TODO ESTABA PLANEADO?

Comenzar desde el principio
                                    

Flashback

Cuando tenía 17 años, había encontrado –y a loque a mí respecta– "el amor de mi vida".Una de las noches que volvía a mi casa tras ira una sesión de cine con mi "amada" y llevarla deregreso a la suya, solo sentía cómo alguien se acercaba más y más a mí. Tenía miedo, demasiado, por lo que mi mente solo me dibujaba una única vía deescape: correr. Y así hice.Corrí lo más rápido que pude, pero con los veloces y firmes pasos de aquel personaje que todavíano había visto siguiéndome.Una cuadra. Me faltaba una cuadra para llegara mi casa y no correr peligro alguno. Mientras misubconsciente pensaba en ello, yo solo rezaba paraque nada me pasase. Cosa que no ocurrió.Sentí cómo jalaban del gorro de mi sudadera y meelevaban, dejándome ver varios metros de distanciadel suelo –vale, tal vez exagere un poco y fuesensólo unos centímetros, pero fue como lo viví–. No pude verle el rostro, pero sí que pude verlelos blanquecinos, brillantes y largos colmillos quecomenzaban a formarse en su mandíbula y quepronto incrustó en mi cuello.Yo, sin fuerza alguna, me quedé tendido en elsuelo y poco a poco pude sentir cómo todo se volvíaoscuro y me quedaba inconsciente.¿Sería mi fin?La respuesta fue negativa.Me desperté de repente, pero la extensa luzblanca hizo que cerrase los ojos de nuevo y fuese abriéndolos con sumo cuidado para adaptarmelentamente a aquella intensa iluminación.Cuando mi vista se acostumbró a ella, pude observar que estaba en una sala completamente clara, con un gran ventanal por el que me daba directamente el sol y que, obviamente, no era mi habitación. Hice el amago de levantarme, pero algo o, mejordicho, alguien, me obligó a tumbarme otra vez. 

—Necesitas reposo –me dijo una voz femenina amis espaldas—. Y si te preguntas que si estás en unhospital, ya te puedo asegurar que no.

Lentamente conseguí voltearme para encontrarme con unos ojos llamativos y bastantes inusuales.

 —¿Tendría heterocromía? Imagino que sí por elcambio tan directo de colores del iris—pensé.

Contaba también con unoslabios gruesos y rosados; una tez morena, haciendo que las pequeñas pecas adornasen su refinadanariz; y un cabello largo, abundante y de distintastonalidades.Aparentaba tener cerca de veinte años... o esocreo. 

—Sí a ambas cosas –me respondió. 

—Espera... perosi yo no la he hablado, ¿cómo es posible que sepa loque estaba pensando? ¿Me había leído la mente? —me planteé mentalmente.

— Exacto —volvió a responderme—. Y tú pronto podrás hacerlo, estoy segura.Soy Ailén.Trabajo en esta planta del edificio al que yo llamo esclavitud, pero que otros conocen como hospital. Sé que antes he citado que no era un hospital como tal, aunque no es que éste sea como unonormal al que asisten los humanos. No sé si meexplico...—dudó—. Hace tres días, mientras paseaba por una de lascalles de Memphis, concretamente cerca de BealeStreet, te vi tirado en la acera y me encargué detraerte aquí. Puedes estar tranquilo. No corres peligro —comentó para intentar apaciguar mi nerviosismo—, siempre y cuando yo esté contigo.¿Recuerdas algo de aquella noche? ¿Quieres quete aclare algo? Bryan... ¿Te encuentras bien? Yo...

—Sí, estoy bien, pero lo que quiero es irme a casa.

Ailén le comprendía, sabía perfectamente que lo que menos deseabaera estar en este lugar, pero debía retenerle paraaveriguar si había indicios de una posible conversión, quién era el culpable de aquello y de asegurarme de que podría prolongar su vida. 

(...)

Los días que pasé en aquel lugar, en seguida pasaron en meses, y estos, en años. Ailén se convirtióen la primera y única amiga allí.Seguimos evolucionando juntos.Vi cómo formaba su propia familia; luché conella en todas y cada una de las batallas; viví aquelremoto casamiento con Jack, en el cual tuve queintervenir finalizado este, puesto que habían incumplido una de las normas más estrictas de lasrazas, y yo, como buen amigo, quise ayudarles ahuir para que intentasen sobrevivir, tal como ellosme ayudaron a mí.Pero mientras todo esto ocurría, cada vez medaba cuenta, con cada situación, de que estabasolo, de que había perdido a la única persona queamé de verdad... Y todo por culpa de aquel ser queuna noche quiso alimentarse de mí. 

Cuando cumplí seis años, en mi vida humana,mis padres se separaron. Durante la custodia, queen ese entonces era compartida, podía pasar tiempo con ambos, aunque eso significase no ver a alguno de ellos por cierto tiempo.Fui creciendo felizmente con ellos hasta que eljuez decidió dar la custodia a mi padre, detalle queno agradó para nada a mi madre.Me mudé a otro país con mi padre para, segúnél, comenzar una nueva y mejor vida. Pero creo quefue todo lo contrario.No sé cómo ocurrió, pero cuando uno de los díasque tenía que ir a clase, me levanté más tempranode lo habitual y decidí ir a la habitación de mi padre para despertarle.Hecho que me horrorizó y que nunca volvería arepetir, ya que me encontré a mi padre apuñaladopor la que era en ese entonces mi madre; y pocodespués, esta acabó suicidándose.Durante la infancia que me quedaba, y gran parte de mi adolescencia, viví en una casa de acogidahasta que me mudé a mi ciudad natal, Memphis,para comenzar a cursar los años de Universidad,hasta tuve que volver a desaparecer debido a mi nueva identidad.

Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1)  #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora