Daniela Monroe había desafiado a la muerte el día que tras un grave accidente de coche en el que perdió a su hermana mayor, había vuelto al mundo de los vivos. A partir de ese día, su vida había dejado de tener sentido hasta que Reggie y el resto de...
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"Di que me recordarás de pie con un bonito vestido, mirando al atardecer. Labios rojos y mejillas rosadas. Di que me volverás a ver, aunque sea solo en tus sueños más locos"
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La vida sin Daniela (P.O.V de Reggie)
Había pasado toda mi vida cuando seguía vivo pensando que perder a Alex, Luke o Bobby era la peor cosa que podía pasarme. Los tres chicos eran mi ancla, mi chaleco slavavidas cuando la vida parecía ser demasiado pesada como para sobrellevarla. Las noches en casa de Luke en las que dormíamos el uno abrazando al otro tras una discusión con mi padres. Alex y sus caricias para calmar mis problemas de ansiedad o Bobby comprándome helados para alegrar un día triste. Aquellos tres chicos eran mi familia, mi única y verdadera familia. Hasta que hace unos meses me di cuenta de que en medio de ese mar de pensamientos y malos momentos de los cuales los chicos acababan siempre rescatándome, había un faro. La luz más brillante que podías imaginar, y navegué sin rumbo hasta ella, sin darme cuenta que se iba a convertir en el mayor soporte de todos.
No sabía que me hacía falta Daniela en mi vida, hasta que mi vida se convirtió en Daniela. No habíamos estado tanto tiempo juntos, pero habían sido los mejores meses de mi vida. Y soy totalmente conciente de que todo lo bueno llegó a su fin por mi culpa. Sabía que no era correcto ocultarle tantas cosas a ella, pero mis ganas de protegerla me nublaron la conciencia, y al final acabé perdiéndola.
Los días seguían pasando y yo a duras penas lograba levantarme del sofá para ir a tumbarme al cuarto de Julie o volver al sofá. Sabía que estaba preocupando a los chicos, me lo decían sus miradas angustiadas, y como por las noches se aferraban a mi cuerpo como si si me soltasen durante dos minutos fueran a perderme para siempre.
Y más o menos me sentía así, no tenerla a mi lado había hecho que no reconociese al chico del espejo. Tenía la mirada oscura y los ojos amoratados, me veía débil y cansado, y por muchos intentos que hicieran Luke y Alex, la situación no mejoraba.
Entré en el garaje dispuesto a tumbarme cuando escuché unas voces susurrando y decidí esconderme tras la puerta.
-Ella dice que está bien, pero está volviendo a todo el maldito hotel loco.- habló una voz femenina que reconocí como Scarlett.
