HA QUERIDO NACER (TRILOGÍA COMPLETA)

LIBRO III- AISLAMIENTO REFLEXIVO VOLUNTARIO CAP 8

Después de compartir las aclamadas onces capitalinas (Café y bizcochos) me fui de vuelta al departamento pues todavía tenía muchos asuntos que resolver y poco tiempo para hacerlo.

Ese día después de almorzar tuve una conversación seria con Lola y el chofer. Les comuniqué que les daría una indemnización para enviarlos con sus familias para que estuvieran seguros.
El chofer estuvo conforme desde el principio pero a Lola me costó convencerla y vencer su resistencia. La convencí de reencontrarse con su familia y ayudarlos en los  tiempos difíciles que se acercaban.

En los días siguientes el señor Manuel me avisó que el departamento estaba disponible. Yo no pude evitar que Lola fuera a inspeccionar su estado, se ofreció a adecuarlo.
Ya que insistió le pedí que dejara todo en mínimas condiciones pues yo no tenía experiencia en quehaceres domésticos y tampoco me interesaba adquirirla.Por primera vez en mi vida sería “independiente”, pedí que el mobiliario se compusiera de una cama sencilla, un sofacama, un microondas, un sarten electrico y/o una olla vaporera para no perder el tiempo cocinando.

En los últimos días de febrero, dí su liquidación  al chofer y me encargue de preparar a Lola para su partida. Le regalé toda mi ropa, dejando para mi 3 comodos conjuntos deportivos y mi ropa interior igualmente le obsequie todos mis zapatos y bolsos para que hiciera lo que desease con ellos.

Hice una conferencia telefónica con el contador encargado dejandole instrucciones de pagarle mensualmente el arriendo a el señor Manuel adicionando una suma para productos perecederos que yo pudiera consumir ademas cuenta abierta para Lola y el chofer si se les acababa el dinero. Le advertí que si me enteraba que no cumplia con mis ordenes se las veria conmigo pero luego dulcifique mis palabras diciendole que tomara lo que necesitara para su familia si llegaba a tener alguna urgencia obviamente sin abusar.

Antes que hubiera compras por el pánico procedí a aprovisionarnos de manera prudente.
Una vez estuvo todo listo, Lola accedió a iniciar el viaje de regreso a su tierra por ser un municipio lejano no pudimos conseguir una compañía de transporte logístico que llevara todas las provisiones y regalos para su familia pero confíe en la sabiduría popular de ella. Quién sin duda estaba en capacidad de enfrentar cualquier desafio mejor que yo. Para ella fue una despedida dolorosa porque no podía llamarme y admito que sentí un poco de pena por tener que separarnos pero tenía que enfrentarlo todo yo sola y por eso la dejé ir además le debía ese regreso al seno de su hogar.

A comienzos de marzo, metí mi reducido equipaje a una bolsa negra para la basura, con solo lo indispensable en elementos de aseo personal. Cerré todo, deje las llaves del apartamento en administración y  pedí un taxi para que me llevara al que iba a ser mi domicilio.

Al llegar di las últimas instrucciones. Nadie podía entrar al apartamento una vez me haya instalado, la basura la dejaría afuera los días establecidos para que la bajen además debían dejarme las provisiones todas las semanas en la sala (Lola se había ocupado de dejarles por escrito lo que necesitaba y mis gustos adicionales ) estaba prohibido que me interrumpieran para cosas superfluas.

Dejé mi celular en su posesión luego de haber cerrado mis nuevas cuentas en las redes sociales y borrado los mensajes de texto. Sólo debían usarlo en caso de urgencia económica para llamar a mi contador además en caso de que mis empleados llamaran solicitando ayuda, de resto estaba prohibido molestarme.
Ambos estuvieron de acuerdo y sólo el señor Manuel me acompañó para mostrarme el piso. El cual era más pequeño de lo que imaginaba, esta compuesto por una pequeña alcoba, una cocina estrecha, un pequeño cuarto de baño y el sofá cama apenas cabía pero estaba bien para mí pues no tardaría mucho limpiandolo.

Una vez instalada me dejaron sola como habíamos acordado y allí inicio mi viaje solitario.

         
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